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El arte de liderar es el arte de delegar

por Francisco Alcaide

Hay dos cosas que son de una claridad meridiana:

  1. TIEMPO: Todos contamos con una variable finita: el tiempo, 24 horas al día, ni una más, ni una menos.
  2. DESEOS: Todos deseamos hacer muchas cosas más de las que realmente hacemos.

La pregunta es inmediata: ¿Cómo conseguir hacer muchas más cosas con un tiempo disponible limitado? Sólo hay dos alternativas:

  1. EFECTIVIDAD: Siendo más efectivo; esto es, haciendo más con lo mismo, o lo mismo con menos.
  2. DELEGACIÓN: Delegando más; esto es, que otras personas hagan otras muchas cosas.

Respecto a la primera cuestión, te invito a leer a David Allen y su método GTD (Getting Things Done) ―en español, Organízate con eficacia―, y también a José Miguel Bolívar y su Productividad Personal: Aprende a liberarte del estrés con GTD.

Centrándonos en la segunda cuestión, el emprendedor Richard Branson, uno de los personajes incluidos en Aprendiendo de los mejores (Alienta, 27ª edición), decía con ocasión de su participación en el World Business Forum 2017: «El arte de delegar es una de las habilidades clave que todo empresario debe dominar. Ya sea gestionando una empresa, estar a cargo de un departamento, dirigiendo una organización… Yo aprendí desde muy joven lo importante que es delegar».

Apuntamos 7 ideas de por qué es tan importante aprender a delegar.

1. DELEGAR TE PERMITE CENTRARTE EN TUS ‘FORTALEZAS’.

El mejor lugar para el talento es aquel que exhibe nuestras virtudes y disimula nuestros defectos. El éxito en la vida consiste en hacer el mayor número de veces aquello que uno sabe hacer muy bien. Hace poco dejaba en mi cuenta de Instagram la siguiente reflexión: El éxito consiste en hacer cada día mejor aquello en lo que uno es excelente. Delegar nos permite aplicar nuestros esfuerzos a las cosas que aportan más valor, allí donde podemos hacer una contribución especial y única. Dedicar tiempo a cuestiones menores ―en las que pasamos desapercibidos― es un sinsentido. Peter F. Drucker, padre del management moderno, decía: «En las áreas en las que son simplemente incompetentes, los ejecutivos inteligentes no toman decisiones ni emprenden acciones. Delegan».

2. DELEGAR TE LIBERA DE TIEMPO.

Muchos directivos, a menudo, se quejan de su dificultad para conciliar su vida personal y profesional. Ello les hace sentir culpables y frustrados en muchas ocasiones. Liberarse de tareas permite dedicar más tiempo a la familia y los amigos ―una de las mayores fuentes de bienestar y felicidad― y a aquellas actividades que nos producen más placer ―viajar, leer, hacer ejercicio, un hobby, cuidarte más o cualquier otra cosa― que nos recargan y dan vida. No puedes hacerlo todo tú sólo, pero sí con otras personas delegando. Ello te permite disponer de mayor cantidad de la variable más importante de la vida: el tiempo.

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3. DELEGAR TE DA ENERGÍA EXTRA.

Es de Perogrullo decir que a mayor carga de trabajo, mayor consumo de energía, mayor agotamiento. Y una persona que va como pollo sin cabeza termina exhausta, le cambia el carácter, se vuelve mucho más irascible… y finalmente todo acaba saltando por los aires. La incapacidad para delegar es una de las principales fuentes de estrés de los directivos, y ya sabemos que el estrés está detrás de la causa de muchas enfermedades que aparecen en nuestro organismo. La relación mente-cuerpo es estrechísima. El liderazgo comienza con el autoliderazgo: para dirigir a los demás hay que dedicarse tiene a uno mismo, para luego aplicar de forma correcta las energías al trabajo.

4. DELEGAR TE PERMITE CENTRARTE EN LO IMPORTANTE.

El ex presidente de Estados Unidos, Barack Obama, afirmaba: «He aprendido que, si un problema es fácil, nunca debe llegar a mi mesa». No se puede resumir mejor. Se trata de hacer menos cosas insustanciales y más cosas valiosas. Dedicar mucho tiempo a algo irrelevante no lo convierte en importante. Concéntrate en ser productivo, no en estar ocupado. John C. Maxwell, autor de Las 21 leyes irrefutables del liderazgo, escribe: «Si quieres hacer algunas cosas pequeñas bien, hazlas tú mismo. Si quieres hacer grandes cosas y tener un gran impacto, aprende a delegar».

5. DELEGAR DESARROLLA EL LIDERAZGO DE TERCEROS.

Los auténticos líderes no generan seguidores, generan más líderes. Un líder que desarrolla más líderes multiplica su influencia. Los negocios de alto impacto se basan en el crecimiento, y para crecer se necesita desarrollar líderes. Para ello es clave delegar. Si quieres que tu negocio crezca, tienes que rodearte de buenos colaboradores, darles cancha y quitarte de en medio. Lo decía Craig Groeschel, autor de Gana la guerra en tu mente: «Cuando se delegan tareas, se crean seguidores. Cuando se delega la autoridad, se crean líderes». La única manera de lograr grandes cosas y hacer grandes negocios es delegar, delegar y delegar. No puedes estar en todos los sitios al mismo tiempo, por tanto, la clave está en desarrollar líderes y delegar, sabiendo que las cosas pueden funcionar sin ti.

6. DELEGAR TE PERMITE SER MÁS CREATIVO.

Siempre se ha dicho que las mejores ideas vienen fuera del ámbito de trabajo. Así es, y ello es debido a que el cerebro se siente libre para hacer asociaciones sin ninguna cortapisa (sin juicios), sin que el pensamiento racional (lo que es/debería) le domine y dejando que el pensamiento lateral (lo que puede ser/posibilidades) se manifieste tranquilamente. No es casual que Ferran Adrià ―cinco veces mejor restaurante del mundo― dijese cierta vez: «En los paréntesis crece la innovación: parar, pensar, planear… Y después producir». De ello hablábamos precisamente en el post La ‘R’, una letra clave del diccionario para tu éxito. Allí decíamos: «Quien sólo trabaja, acaba trabajando peor. Es necesario pararse a pensar, reflexionar, rediseñar y así hacer mejor lo que hacemos, buscar la excelencia, desarrollar la innovación (nuevos productos, nuevos canales de venta, nuevas aperturas…) y tomar dirección y perspectiva sobre el sentido de nuestras vidas y nuestras empresas. Esto de primeras choca, porque parece que pararse a pensar es una pérdida de tiempo. Parece que el que no está en movimiento no está haciendo nada… y no es así. El restaurante El Bulli sólo abría 6 meses al año y los otros 6 restantes cerraba. ¿Fue ese uno de los secretos de su éxito? ¿Quizás gracias a esos paréntesis el restaurante de Roses (Gerona) llegó donde llegó?». Probablemente sí.

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7. DELEGAR ES UNA FORMA DE RECONOCIMIENTO.

Dale Carnegie, en su clásico Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, ya apuntaba: «La necesidad humana más universal es la necesidad de sentirse importante”. No basta rodearse de buenos colaboradores, la gente ‘ganadora’ necesita sentirse ‘ganadora’, que se cree en ellos, se les estima y se les considera indispensables. “Los cerebros como los corazones van donde los aprecian”, señalaba Robert Macnamara. Delegar es una forma explícita de conseguirlo. La delegación es una cuestión de respeto y de cuánto valoramos realmente a los que están en nuestro equipo. Jack Welch, más de veinte años CEO de General Electric, lo tenía claro: «Seguramente no hay nada peor en el mundo de los negocios que trabajar para un jefe que no quiere que triunfes». Y añadía: «Si escoges a las personas adecuadas y les das la oportunidad de extender las alas, ofreciéndoles además compensaciones, casi no tendrás que dirigirlas».

Fuente: https://franciscoalcaide.com/blog-francisco-alcaide-2/323-el-arte-de-liderar-es-el-arte-de-delegar

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