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Calidad de Vida


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Te invito
27 Feb
2024
Escrito por juancarlos

Te invito »

Por Merce Roura

Te invito a mi vida. Sin más pretensión que unas risas y unos ratos sin prisa ni agenda. Sin más necesidad que la de un trago largo o una charla que no se acabe nunca… Un silencio tan rotundo que nos permita mirarnos y encontrarnos la cara y las pupilas… Una habitación llena de luz y de música… Una maleta vacía de agobios y de culpas… Un mapa sin destino ni más ruta que las palabras y las miradas.
No es para quedarse y ni para irse, es para estar mientras estás y notar mientras pasa, pase lo que pase… Un café o una vida. Sin etiquetas ni consignas. Un momento o una eternidad contenida en una caída de párpados o un abrazo sostenido, cálido, cíclico, un suspiro desbocado…
Te invito a dejar pasar trenes que llevan al ruido y engullen la nada que nos rodea convirtiéndose en nada inmensa… Y a bailar melodías que sólo nosotros podremos escuchar. A ver como las olas mueren sin parar mientras un viento dulce nos besa la nuca y nos salpica de sal.
Te invito a vivir en mis entrañas cinco minutos, para que veas que ya no oculto nada y todos mis miedos se han vuelto diminutos, asequibles, remotos, pálidos, huérfanos de esperanza…

No pasan años, pasan cosas
26 Feb
2024
Escrito por juancarlos

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Por Francisco-Manuel Nácher

El tiempo no existe. No es real. Es, simplemente, una ficción, un instrumento, un medio para orientarnos en la vida, relacionando distintos acontecimientos de nuestras existencias, de las de los demás o de la misma naturaleza.
La Tierra gira en torno al sol. Y, al conjunto de acontecimientos cíclicos y, por tanto, fijos, que tienen lugar desde que una revolución comienza hasta que termina, lo llamamos año. Y, como durante ese proceso el sol sale y se pone por nuestro horizonte trescientas sesenta y cinco veces, hemos llamado día a lo que sucede entre cada dos de esos fenómenos sucesivos. Y luego hemos dividido el día en veinticuatro horas, aunque podíamos haberlo dividido también en catorce o en treinta y siete. Y a cada parte la llamamos hora.
Y la hora la hemos, convencionalmente siempre, subdividido en sesenta minutos y a cada uno de éstos en sesenta segundos… Pero todo es pura convención, lo mismo que cuando trazamos una frontera y decimos que en la línea que la representa comienza un país y termina otro. Porque esa ficción nuestra nunca la aceptan ni la respetan los vientos ni la lluvia ni la flora ni la fauna, sencillamente porque es algo artificial, una simple ideación, sin existencia real fuera de nuestras mentes, aunque la plasmemos en los mapas. Lo que sí existe, lo que sí se da y es inevitable, sin embargo, es la sucesión de hechos, así como su gestación, nacimiento y desarrollo. Y la influencia que sobre todos nosotros ejercen.

Simplemente porque yo lo valgo
25 Feb
2024
Escrito por juancarlos

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Por Carles Marcos

¡Unos por exceso y otros por defecto! Unos se quieren mucho y tienen un ego que supera todas las barreras. Son aquellos que creen que todo lo hacen bien y no ven más allá de su nariz.
Sin embargo, también te encuentras lastimosamente con otros que tienen carencias en la autoestima. Son los que se dejan llevar por los demás, los que siempre piensan que han actuado mal y deben disculpas a todo aquel que tiene por delante.
Tienen poco respeto y confianza hacia sí mismos y no muestran sus opiniones por temor a ser ninguneado. ¡Ya sabéis! Son aquellos que no saben decir no cuando hay que decir que no, porque algo de egoísmo si es bueno tenerlo.
Primero soy yo, y después son los demás. Sólo estando bien yo, y respetándome al máximo, puedo dar lo máximo hacia los demás.
Comparto un artículo de la psicóloga Patricia Ramírez publicado hace un tiempo en El Huffington Post y que titulaba No te pierdas el respeto a ti mismo.

No te ates
24 Feb
2024
Escrito por juancarlos

No te ates »

Por Tony de Mello

¿Qué hace falta para despertarse? No hace falta esfuerzo ni juventud ni dis­currir mucho. Sólo hace falta una cosa, la capacidad de pensar algo nuevo, de ver algo nuevo, de ver algo nuevo y de descubrir lo desconocido. Es la capa­cidad de movernos fuera de los esque­mas que tenemos. Ser capaz de saltar sobre los esquemas y mirar con ojos nuevos la realidad que no cambia.
El que piensa como marxista, no piensa; el que piensa como budista, no piensa; el que piensa como musulmán, no piensa… y el que piensa como católico, tampoco piensa. Ellos son pensados por su ideología. Tú eres un esclavo en tanto y en cuanto no puedes pensar por encima de tu ideología. Vives dormido y pensado por una idea. El profeta no se deja lle­var por ninguna ideología, y por ello es tan mal recibido. El profeta es el pionero, que se atreve a elevarse por encima de los esquemas, abriendo camino.
La Buena Nueva fue rechazada por­que no querían la liberación personal, sino un caudillo que los guiase. Tememos el riesgo de volar por noso­tros mismos. Tenemos miedo a la li­bertad, a la soledad, y preferimos ser esclavos de unos esquemas. Nos ata­mos voluntariamente, llenándonos de pesadas cadenas, y luego nos queja­mos de no ser libres. ¿Quién te tiene que liberar si ni tú mismo eres cons­ciente de tus cadenas?

Sentir miedo es para valientes
23 Feb
2024
Escrito por juancarlos

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Por Rafael Ayala

Cierta ocasión volaba de Los Ángeles a Hermosillo en un SAAB 340 B. Junto a mi se encontraba una mujer de alrededor de cuarenta años. Durante el despegue observé que se persignó, costumbre de muchos pasajeros latinoamericanos, y cerró sus ojos. Por mi parte me concentré en leer la revista de cortesía. Después de unos minutos, volteé y vi que la señora empuñaba algo en su mano derecha. Al sentirse descubierta me confesó que ella era del tipo de personas que experimentan gran temor al volar.
En el hueco de su mano escondía un Rosario, el cual casi pulverizaba por la fuerza con la que lo sostenía. En su rostro había unas cuantas lágrimas y su mentón reflejaba el nerviosismo con una vibración constante. Aunque admito que yo también experimento temor bajo ciertas circunstancias, no me sucede por viajar en avión. Así que, al ver el tormento que ella experimentaba, decidí intentar ayudarle distrayéndola con mi conversación. Una excelente manera de atraer rápidamente la atención de una persona adulta en una conversación es preguntarle por sus hijos. Ella tenía tres, dos varones y una niña.