Por Alejandro Desfassiaux
El desconocimiento sobre cómo delegar es más acentuado en los ejecutivos latinos respecto a los europeos, asiáticos y anglosajones de acuerdo a Accenture, consultora internacional de Recursos Humanos.
Así, es común escuchar: “Por más que me esfuerzo, nunca puedo ver vacío mi escritorio”, “desde hace un tiempo tengo que asistir a muchas juntas y reuniones”, “cuando veo mi escritorio, encuentro que está tan lleno de papeles que no sé por dónde comenzar”. Ante la cuestión de delegar, los pretextos más comunes son: “me va a tomar más tiempo explicarlo a otro que hacerlo yo mismo” o “es que no tengo gente que pueda hacerlo”.
La reticencia a delegar es parte de crecer. Sin embargo, implica:
Elegir a la persona idónea tanto por formación profesional como por experiencia y competencias personales.
Tener objetivos claros. ¿Para qué se va a delegar?
Determinar principales guías de acción y limitaciones en costos, tiempo y recursos en general.
Otorgar la autoridad a la persona delegada para que cumpla con sus objetivos.
Establecer la forma y regularidad de los reportes de avance.
Algunos consejos prácticos para delegar con eficacia son:
El último punto tiene que ver con la confianza plena en el personal, por lo que es conveniente contratar a una empresa de seguridad privada que periódicamente evalúe la confiabilidad del personal. Esto es un proceso complejo en el que intervienen pruebas de personalidad, test psicológicos, pruebas grafológicas, investigaciones socio-económicos y demás.
Un error común es asumir que las personas son inmutables. Cada persona se enfrenta a diferentes cambios en su estilo de vida y marco psicosocial y económico que pueden incidir en el grado de confiabilidad que presenta a una organización. Si necesita delegar, y esto es crucial, debe tenerse un soporte profesional para ello: que los profesionales en seguridad determinen que la información y conocimientos que comparta con otros no tienen riesgo.
Fuente: www.mundoejecutivo.com.mx