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9 miedos de los que te arrepentirás si no los enfrentas

 

Por Marc Chernoff

“Haz una cosa cada día que te asuste.” – Eleanor Roosevelt

Hoy, me ofrecí a conducir para conseguir donaciones de sangre por la ciudad. Una de las mujeres que acudieron a donar sangre estaba, literalmente, llorando de miedo cuando la llamé para donar. Cuando me di cuenta de que estaba aterrorizada, le dije, “Está bien, cálmate. No tienes que dar sangre si no quieres.” Ella me miró desde la silla de donantes, esbozó una media sonrisa de entre las lágrimas y me dijo: “Lo sé, pero quiero hacerlo. El miedo no debería detenerme de hacer lo correcto.”

Guau! Hablando de llamadas de atención. Sus palabras de inmediato me obligaron a pensar en todos los pequeños miedos que me han estado deteniendo. Estoy seguro de que puedes relacionarte con ello. Así que echémosle un vistazo a nueve temores que podemos empezar a enfrentar hoy, para evitar el arrepentimiento y la angustia por el camino.

1. El miedo a sobresalir.

Nuestro mayor temor no es que no seamos lo suficientemente especiales; nuestro mayor temor es ser demasiado especiales. Es nuestra brillantez, no nuestras deficiencias, lo que a menudo nos asustan más. Algunas veces, te sorprenderás preguntándote: “¿Quién soy yo para pensar que puedo hacer esto?” Cuando en realidad deberías estar diciéndote: “¿Quién soy yo para pensar que no puedo?” Ignora tus dudas. Olvídate de encajar. Destácate!

 

No te rebajes. No ocultes tu cara ni pierdas tu alma por ellos. Si lo haces, no le servirás al mundo. No sirve de nada que te encojas para que otras personas no se sientan inseguras alrededor tuyo. Estás destinado a brillar de una manera que sólo TÚ puedes. Has nacido para manifestar todo el brillo que hay dentro de ti. Y mientras dejes que tu luz brille, inconscientemente motivarás a los demás a hacer lo mismo. A medida que te liberes de tus propios miedos, tu presencia automáticamente liberará a los que te rodean también.

2. El miedo a no ser lo suficientemente bueno todavía.

Nunca existirá el momento perfecto para perseguir tus sueños y metas. Nunca te sentirás 100% listo, porque nunca estarás 100% completo. Estás creciendo todos los días. Sólo tienes que encontrar la fe en ti mismo, ahora mismo. La fe significa vivir con incertidumbre, sintiendo tu camino por la vida, dejando que tu intuición te guíe como una linterna en la oscuridad.

¿Qué pasa si, por hoy, eliges creer que tienes lo suficiente, eres lo suficiente, y que has llegado lo suficientemente lejos para ser digno? ¿Qué pasa si, por hoy, eliges creer que eres lo suficientemente fuerte, lo suficientemente sabio, lo suficientemente amable y lo suficiente amado como para seguir adelante? ¿Qué pasa si, cuando se ponga el sol hoy, eliges creer que hiciste un buen trabajo? ¿Y qué pasa si mañana a la mañana, eliges creer todo esto de nuevo?

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3. El miedo a las tormentas diarias de la vida.

Algunas veces la vida es una mierda. Algunas veces la vida se vuelve tan dura que no quieres levantarte de la cama por la mañana. Algunas veces la vida se pone tan estresante, que lo único que quieres hacer es acurrucarte y llorar. Pero algunas veces la vida es bella. Algunas veces la vida es tan increíble, que todo lo que quieres hacer es sonreír. A veces sólo tienes que mantener una actitud positiva, y empujar a través de los tiempos difíciles. ¿Por qué? Porque la vida vale la pena. Los buenos tiempos lo valen. TÚ lo vales.

Entiende que el miedo es lo peor; el miedo es el enemigo real. Así que levántate, sal a la tormenta del mundo real, y golpea al miedo tan fuerte como puedas, justo en los dientes. Hazlo mirándolo a sus ojos y luego camina a través de él hacia la tormenta. Deja que la lluvia bese tu piel. Ese es el primer paso. Porque una vez que estés mojado, ya no le temerás a la lluvia.

4. El miedo al fracaso.

Los problemas más duros de la vida están destinados a hacerte mejor, no peor. Tus problemas con “perder” desarrollan tus mayores fortalezas. Muchas de las lecciones más importantes que aprenderás en la vida, no necesariamente las habrás buscado a propósito. A veces, las decisiones equivocadas te llevan a los lugares correctos. De hecho, cada vez que te equivocas, estás un paso más cerca de tu meta. El único error que realmente puede hacerte daño es elegir no hacer nada, simplemente porque tienes demasiado miedo de cometer un error.

Fallar no es fracasar; fracasar es quedarse tirado cuando tienes la opción de volver a levantarte. En última instancia, lo que necesitas recordar es que estás compitiendo con una persona, y sólo con una persona; contigo mismo. Tu más duro competidor es simplemente las voces en tu cabeza. No puedes fallar; sólo puedes aprender qué necesita saber para levantarte y dar el siguiente paso.

5. El miedo a perder el control.

Odio tener que decírtelo, pero no podrás controlar todo en tu vida, no importa cuanto lo intentes. La vida se trata de encontrar un equilibrio entre lo que podemos y no podemos controlar. Debes aprender a vivir cómodamente entre el esfuerzo y la rendición. La vida no te debe nada; ya te ha dado todo lo que necesitas. La libertad no es superar lo que piensas que se interpone en tu camino; es comprender que lo que está en tu camino, es parte del camino.

En pocas palabras, la razón por la que a veces eres miserable y estás estresado, es por un apego insano a ciertas cosas de las que no tienes control. Así que déjalo; libera la tensión y el estrés. Entiende que no has perdido nada; que, para empezar, nunca tuviste el control. Ve lo que pasa cuando aflojas, suelta tus manos, y permite que la vida suceda y fluya como lo hace, sin preocuparte constantemente por ella.

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6. El miedo a un evento en otro tiempo y lugar.

Algunas personas pasan toda su vida viviendo en otro tiempo y lugar. Se lamentan por lo que ha sido, por lo que podrían haber hecho, o por lo que podrían llegar a ser. No seas uno de ellos. Si vives tu vida con los pesares de ayer y las preocupaciones de mañana, no tendrás ningún “hoy” por el que estar agradecido. ¡Vive! No dejes que el pasado y el futuro se roben tu presente.

Actúas como si fueras tú contra el mundo, pero la verdad es que eres tú contra ti mismo. Te conviertes en un prisionero de tu propia mente cuando te aferras a los dolores de otro tiempo y lugar. En lugar de eso, sé libre y libérate. Si eres lo suficientemente valiente como para decir “adiós”, la vida siempre te recompensará con un nuevo “hola.” Así que mantén tu fe y enfócate en el presente, mientras pones un pie delante del otro. Hacer eso, no hará que tus sueños y metas sean más fáciles, pero hará que sean posibles.

7. El miedo a verte indeseable.

A medida que creces, cómo te ves en el exterior se vuelve cada vez menos importante, y quién eres en el interior se vuelve lo más interesante. Eventualmente, te darás cuenta de que la belleza, no tiene casi nada que ver con cómo te ves; sino con cómo eres como persona, con cómo haces sentir a los demás consigo mismos, y lo más importante, con cómo te sientes contigo mismo.

Así que no importa cuán simple e indeseable te sientas ahora mismo, si tu verdad está escrita en tu cara, eres hermoso/a. Lo que haces, y la manera en que piensas, te hace hermoso/a. No trates de ser alguien que no eres. Puede que te mires al espejo y veas defectos, pero alguien más te mirará y verá a la persona que aman. Esto no es porque no puedan ver tus defectos, sino porque ven claramente tu alma. Tus defectos entonces desaparecen por la comparación. Las personas que te quieren, ven la belleza de tus imperfecciones, a veces incluso antes de que tú los notes.

8. El miedo a lo que no entiendes.

Nada en la vida es para tenerle miedo, todo es simplemente para ser entendido. Ahora es el momento para entender más, para poder así temer menos. Entender es el primer paso para la aceptación, y sólo con la aceptación podrás sobreponerte del miedo a lo que no entiendes.

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Aquellos de nosotros que no podemos manejar la tensión de no entender, a menudo juzgamos y arremetemos contra los demás. Defendemos nuestras circunstancias al condenar a las personas en diferentes circunstancias. Así es como funciona; no importa si aprendes a aceptar la incertidumbre o no, igual la vuelcas en los demás.

Depende mucho de simplemente aprender que el sentimiento de incertidumbre no es un signo de que algo esté mal contigo o con cualquier otra persona; es sólo una señal de que todos somos humanos. Nadie tiene todo resuelto. ¡NADIE! Todos tenemos confusión, alegría, orgullo y agotamiento dando vueltas en nuestras mentes. Las cosas bellas son difíciles de entender al principio; están diseñadas de esa manera para que así tengamos que estudiarlas con cuidado, lo que termina uniéndonos en lugar de separarnos.

9. El miedo al cambio.

A menudo, nos resistimos al cambio cuando más lo necesitamos. Aún así, si nada hubiera cambiado, no saldría el sol la mañana siguiente. La mayoría de nosotros estamos cómodos donde estamos a pesar de que el universo está cambiando constantemente alrededor nuestro. Aprende a aceptar que esto es vital para tu felicidad y para el éxito general en tu vida. Porque sólo cuando cambiamos, crecemos y comenzamos a ver un mundo que nunca supimos que era posible.

A fin de cuentas, puedes elegir dejar que tu pasado te defina y limite, o puedes elegir aprender, crecer y dejarlo detrás de ti. Igual que las estaciones del año, tienes la capacidad de cambiar. En muchos sentidos, ya lo has hecho.

Y no olvides, sin importar si tu situación es buena o mala en este momento, va a cambiar. Eso es con lo único que puedes contar. Así que abrázalo, y entiende que los cambios suceden por una razón. No siempre será fácil u obvio al principio, pero al final valdrá la pena.

Publicado originalmente en MarcAndAngel.com

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