por Javier Perez de Arce

“He dicho muchas veces y no me cansaré de repetirlo que en cierto modo es más esencial para la ciencia lo que de científico tengan sus problemas que lo que tengan sus soluciones. La razón de ello es bien sencilla: cuando a un problema bien planteado se da una solución errónea el error sólo puede ser parcial; cuando menos la ciencia no se detiene ni padece pérdida. Pero un problema mal planteado es una fuente de errores integrales, una rémora y traba fatal del pensamiento. La solución a un problema falso es un error absoluto ⁽¹⁾.”

Esta frase de Ortega y Gasset escrita en 1915 que trasciende en el tiempo, desde que la naturaleza humana necesita resolver problemas, cobra total vigencia el día de hoy en nuestra sociedad y si bien el autor se refiere al campo ⁽²⁾ científico no es difícil darse cuenta que la situación se extiende a todas las áreas. En todo momento estamos expuestos al planteamiento de problemas e intentamos buscar una solución, y en este contexto somos todos, en ese momento y situación, unos investigadores que se enfocan a resolver problemas, unas veces sencillos y otras más complejos. Es el ser humano quien está a cargo de los distintos e innumerables temas, los cuales enfrenta con sus capacidades, conocimiento y experiencia; en la medida que un tema transita desde lo simple a lo complejo, desde lo singular a lo plural o desde lo micro a lo macro, las exigencias para estas capacidades y experiencia van aumentando su nivel.

Los problemas están insertos en los ámbitos, puede ser en uno o en más, por ejemplo si se plantea el problema de determinar cierta altura (un edificio o un cerro), este está en el ámbito de la geomensura; pero si se expone el problema de construir una central para suministro de energía eléctrica (y que efectivamente lo suministre) estamos ya en distintos ámbitos como son el diseño, la construcción civil, la ingeniería eléctrica, el medio ambiente, las ciencias sociales, el derecho y otras más.

Volviendo a la frase de Ortega y Gasset y considerando lo expuesto anteriormente, el planteamiento de un problema, es decir su formulación, requieren de conocimiento y/o experiencia (y me atrevo a decir que el algunos casos de ciertas habilidades) en el ámbito y la exigencia de estos requisitos aumentará en la medida que aumenta la complejidad del tema en el campo que está inserto el problema. Por este motivo, para que los resultados sean los esperados, o si existe un error que este sea parcial y acotado, es de suma importancia que el problema esté muy bien formulado. Para lograr este propósito se debe contar con las personas competentes, que puedan ver bajo el agua y que puedan identificar las brechas que existen o las necesidades que se presentan.

Diariamente escuchamos discusiones que se podrían simplificar y direccionar si los problemas estuvieran bien definidos y/o planteados (porque también se puede dar el caso que un problema esté bien definido pero mal planteado), por ejemplo en la política es frecuente percatarse que es el interés de un partido o una colación la que prima sobre la búsqueda de la verdad; el discurso dice que es un debate que busca una salida, sin embargo se busca una respuesta a un problema formulado sobre una estructura muy débil. Y llama la atención que estos debates se prolonguen por tanto tiempo y se limiten a buscar respuestas que no se encuentran y exista cierta resistencia a cuestionarse las preguntas formuladas inicialmente. En este caso, como el punto de partida no es refinado, los ajustes se van realizando en el camino y en consecuencia las soluciones se dilatan. No quiero decir que no se deba hacer ajustes, creo que en muchos casos se realizarán y es válido hacerlo pero sobre una base original sólida.

Si me refiero al mundo de los negocios e industria, que es el ámbito de mi interés, vemos que ocurren situaciones similares. ¿Acaso ha sucedido que no se han obtenido los resultados esperados?, por ejemplo: en una firma manufacturera se espera un nivel de eficiencia y simplemente no se logra a pesar que se han hecho muchos esfuerzos por esa causa, entonces la pregunta es: ¿se ha formulado bien el problema?. Para formular un problema se requiere previamente de análisis y conocimiento, aquí la experiencia juega un papel fundamental. Hay que detectar brechas, identificar ciertos patrones que en todo grupo social están presentes, analizar si los objetivos son compatibles con la realidad, estudiar si la delegación (de responsabilidades) está en línea con el modelo de incentivos aplicado,……, en fin, puede existir muchos factores que si se identifican de manera adecuada, y con la intervención de expertos, ayudarán a formular los problemas de una manera lo más acertada posible que nos brindarán soluciones con márgenes de error menores y controlados.

El planteamiento de los problemas dentro de una organización toma diferentes grados de importancia según el nivel jerárquico de las personas que tienen a su cargo el tema a resolver. Por ejemplo en una línea productiva en una fábrica, un ayudante del líder de grupo plantea problemas cuyas soluciones tienen impacto específico en el área de su desempeño, y si bien es importante no tendrá una repercusión mayor en el negocio; otro es el caso de los directivos y gerentes que tienen una gran responsabilidad, ellos deben rendir cuentas a los accionistas y/o dueños y de ellos dependen todas las personas que integran la organización, luego el planteamiento erróneo de los problemas llevará a soluciones que pueden poner en riesgo a la organización en su totalidad, y de sus decisiones dependen familias completas. En este contexto es muy importante que el CEO o quien esté en la cabeza se rodee de un equipo de personas (por ejemplo asesores y gerentes) que tengan conocimiento y experiencia y en conjunto puedan analizar y trazar el camino para formular apropiadamente los problemas. La comunicación juega un rol fundamental en esta etapa pero este ya es otro tema. Alguien puede plantear que esto no sucede en firmas unipersonales, donde todos los cargos y actividades caen en una sola persona, y efectivamente es así, sin embargo también debe velar en buscar permanentes soluciones y si el problema esta bien planteado, el camino que seguirá será el correcto.

Cuando en la Industria ocurren situaciones como la expuesta en el párrafo anterior, y la búsqueda de una solución se prolonga sin obtener satisfacciones, es importante revisar si los problemas están bien formulados. Para ello es importante hacerse asesorar por expertos que guíen a las personas de la organización a salir de la “caja” en la que se encuentran observando el panorama desde otros ángulos. El planteamiento de problemas claros y precisos, en el sentido más amplio que considera realizar muchos análisis (entre ellos los antes expuestos) y buscar relaciones, requiere de preparación y experiencia, es por ello que buscar el apoyo de un experto brindará una oportunidad para reencontrar un camino perdido o simplemente encontrar el camino correcto.

Espero ser un aporte para futuras reflexiones sobre este punto tan poco considerado en el mundo industrial.

(1). Ortega y Gasset, Sistema de Psicología, p22, 1915.

(2). “El campo que se indica simplemente como “ámbito” de la autoridad”, “Ser esclarece así el hecho de que la autoridad tenga siempre un tercer término, un campo o ámbito en el que cuenta. De ley ordinaria la autoridad humana se limita siempre a un terreno J.M. Bochenski, ¿Qué es autoridad? Como. Ejemplo de ello son el ámbito del diagnóstico de enfermedades en el caso de un médico que atiende a un enfermo; la figura humana para los artistas que hacen retratos; definición de lineamientos para los estrategas de negocios; etc.

Fuente http://perezdearceconsultores.wordpress.com/2014/09/10/la-importancia-de-plantear-bien-los-problemas/

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