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¿Aprendiste algo del Titanic?

Por Sergio Fernández

Hoy estoy MUY FELIZ porque la editorial me ha confirmado la 21ª edición de mi libro Vivir sin Miedos.

Y es que en estos tiempos gaseosos y efervescentes donde impera el cortoplacismo es toda una sorpresa comprobar que se siguen vendiendo libros, que se siguen leyendo libros y que cuestiones como la gestión del miedo y el desarrollo personal interesan a cada vez más personas.

Tengo un mensaje para ti, a propósito de la nueva edición de Vivir sin Miedos…

¿Aprendió algo del Titanic?

Lo que no se aprende por discernimiento se aprende por sufrimiento. [Jung]

El momento más oscuro de la noche es un instante antes de que salga el sol. [Anónimo]

¿Conoce la historia del Titanic? Si ha visto la película recordará cómo mientras el barco estaba a punto de naufragar, la orquesta seguía tocando y algunos viajeros bailaban el vals y bebían champagne despreocupadamente.

Pues esto es lo que como sociedad hacemos cada día. ¿Calentamiento global? Me sirve un poco más de champagne, por favor. ¿Hambrunas y guerras? Toquen otro vals por favor. ¿Crisis económica? Bailemos mientras dure la música. Hasta que no vemos el agua correr por debajo del pianista no reaccionamos. Y para cuando eso pasa, suele ser demasiado tarde.

Pero la sociedad no es más que un reflejo de todas las pequeñas individualidades que la componemos, por eso, como personas, nos sucede exactamente lo mismo: nos cuesta asumir que el barco se está hundiendo hasta que el agua nos empapa los calcetines.

Soy consciente de que no es fácil prevenir escenarios futuros, pero con un poco de sentido común suele ser suficiente; tampoco hace falta ser brujo para intuir ciertas tendencias. Hable con el capitán y con la tripulación, pregunte a otros pasajeros cómo va todo por sus camarotes de clase turista o de primera cada cierto tiempo. Eso le dará pistas y le ayudará a saber si el barco tiene una vía de agua. Hay que escuchar a las personas inteligentes y a las que toman las decisiones. Después, por supuesto, cada uno tiene que formarse su propia opinión.

Me gusta un capítulo de la serie de dibujos animados del Correcaminos en el que el coyote está dentro de una cabaña, y cuando ve que el tren le va a arrollar, lo que hace es bajar la persiana. Es como los niños pequeños cuando cierran los ojos para desaparecer y dicen: no estoy.

Esta es la actitud que desafortunadamente aún demasiadas personas siguen adoptando en estos momentos que vivimos de profunda transformación. En lugar de salir de la cabaña, construir una nueva o pensar cómo acabar de una vez por todas con el Correcaminos, bajan la persiana y se creen que por eso el cambio dejará de producirse. Incluso los hay que optan por matar al mensajero.

Pero hoy el Planeta vive un momento de cambio radical, sin precedentes y en todos los aspectos. Y para adaptarse es preciso hacer un profundo cambio de paradigma. Las cosas nunca volverán a ser como eran. Y este cambio altera las reglas del juego para todos los participantes, independientemente de que usted sea el capitán, el director de la orquesta, un grumete o de que viaje en primera o en turista. Hay barra libre de cambios, algunos la aprovecharán y para otros será su fin. Olvídese de lo que ha visto hasta ahora y concéntrese en entender la nueva manera en la que funciona el mundo, porque el cambio es definitivo.

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Puede bajar la persiana como hace el coyote, pero eso no va a detener el cambio económico, tecnológico y social que no ha hecho más que empezar, quizá uno de los más profundos de la historia de la Humanidad. Pregúntese, si es que aún no lo ha hecho, de qué podrá vivir dentro de cinco años y cómo será su sector laboral, si es que aún existe, dentro de cinco y dentro de diez años. Sé que es mucho tiempo pero le ayudará a ponerse las pilas desde ya.

Quizá la ceguera ante la vía de agua que nuestra sociedad sufre tiene su origen en un idea de la salud equivocada. Pensamos que el hecho de que no nos duela nada quiere decir que estamos sanos. No es así. El hecho de que no le duela nada sólo significa eso: que no le duele nada. Todos los días mueren súbitamente personas a las que no las dolía nada.

El ciudadano medio piensa que como sigue cobrando su salario cada mes o que como su empresa sigue teniendo clientes, eso significa que su trabajo o su negocio se encuentran saneados. Quizá sí, quizá no. Y esto es precisamente lo que le invito a hacer… preguntarse cómo le puede afectar todo este cambio tecnológico, social, económico, demográfico y de valores y de conciencia que viene a modo de tsunami.

En este sentido, hay dos textos que no puede dejar de leer. Son dos de los libros que más he recomendado últimamente. Un par de obras que más que libros son un viaje al futuro, una ventana abierta a lo que va a pasar, un mapa del tesoro al alcance de cualquiera.

La primera es El código del dinero, una obra visionaria de Raimón Samsó donde encontré un párrafo que le ayudará a prever por dónde puede empezar a hacer aguas su barco. Puede que resulte duro, por eso, si prefiere seguir escuchando el vals en cubierta, le recomiendo que pase directamente al próximo párrafo. Raimón dice “Si tu trabajo puede hacerlo un ordenador, búscate otro. Si tu trabajo puede hacerlo un robot, búscate otro. Si tu trabajo se basa en la experiencia, búscate otro. Si tu trabajo no es creativo, búscate otro. Si tu trabajo no aporta significado, búscate otro. Si tu trabajo es muy manual, búscate otro. Si tu trabajo puede digitalizarse, búscate otro. Si tu trabajo puede hacerse por menos, búscate otro. Si tu trabajo no te apasiona, búscate otro. […] Haced algo que requiera talento […] que proporcione sentido y significado a las personas. […] Huid de los trabajos productivos.”

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Otro texto que analiza con gran lucidez y clarividencia las tendencias del mundo que está llegando es Funky Business Forever, de Nordström y Ridderstråle. Este par de suecos agudos arrancan su libro con sus “verdades funky para empezar el siglo” y señalan al lugar de donde vienen los vientos. Estas son algunas de estas tendencias: El tsunami de lo barato, la época de las mujeres, los hogares de solteros, un mundo de ciudades, la época del entretenimiento y de la competencia genérica [no sabemos quiénes son], un tiempo del comercio-e[mocional] y donde el conocimiento manda, la época del tú en red, etc… Si quiere echarle una divertida mirada al futuro, no se lo pierda.

Hay una fábula en la que un perro está sentado sobre un clavo y otro perro le pregunta por qué no se levanta. El perro responde “porque no me duele tanto como para levantarme”. A veces, aunque el agua nos llega por los tobillos, pensamos “No me molesta tanto como para ponerme en marcha”. Y entonces el agua sigue subiendo, primero hasta la rodilla, después hasta la cintura… y al posponer el momento de tomar una decisión, perdemos un tiempo muy valioso.

Siempre he pensado que la vida es sutil; le gusta avisarnos con pequeñas señales de las cosas que hay que cambiar o que ya no funcionan. Lo que pasa es que no escuchamos. Preferimos seguir en cubierta bailando con la orquesta antes que prestar atención a las señales de que hay algo que no va exactamente bien en el barco.

Casi todo el mundo ha tenido una relación con una pareja que se ha terminado o ha vivido alguna experiencia cercana. Pero es muy raro que eso suceda de un día para otro. Hay pequeñas señales, pequeños gestos o detalles que nos dan la pista y que decidimos ignorar. Se trata simplemente de prestar atención a las pequeñas señales que la vida nos regala: ese pequeño ruidito en el coche que ahora no es nada pero que después se convierte en una engorrosa avería, esa ligera incomodidad que diagnosticada a tiempo no se convierte en una enfermedad grave, esas primeras señales que nos indican que el sector en el que trabajamos o que el trabajo que hacemos van a ser objeto de estudio en el Museo de Historia de un momento a otro.

De la misma manera que los cortafuegos hay que dejarlos listos en invierno, las decisiones preventivas hay que tomarlas cuando el cielo está despejado. El momento para tomar una acción preventiva es cuando todo va bien: hable con sus clientes, fórmese, estudie, aprenda algo nuevo… En medio de la tormenta resulta más complicado tomar decisiones. Pero incluso si ya ha empezado su propia tormenta, cuanto antes se ponga con ello, mucho mejor.

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Ser eficaz en la resolución de problemas es necesario. Buscarlos antes de que aparezcan es excelencia. Alguien dijo: si no eres parte de la solución, eres parte del problema. Yo prefiero decir que si no eres parte de la prevención, eres parte del problema. Dedique cierto tiempo a prever: llame y pregunte la opinión a sus clientes o usuarios: una queja es un regalo. Haga el cortafuegos en invierno. Idee nuevos productos o servicios antes de que sea imprescindible hacerlo: sin presión se tiene más margen de maniobra. Y todo esto es algo que puede empezar a hacer ahora mismo.

Hay compañías que ya destinan ciertas horas de la jornada laboral de sus empleados a que se dediquen a desarrollar los proyectos que deseen, a innovar. Esto es darse cuenta de que la creatividad es imprescindible. Antes de saber esto, yo ya llevaba tiempo haciéndolo: cada mes dedico un número de horas, a veces más y a veces menos, a proyectos “locos”, a proyectos que no tienen que tener un retorno claro pero que me apetece hacer. Por ejemplo, escribir libros.

El modo en el que funcionaban las cosas ha cambiado. Y este vertiginoso cambio, si nada lo impide, cambiará las reglas de juego para todos. Para usted también. En Europa hemos vivido una época en donde las clases medias, pero también las personas sin formación y empleadas en actividades no especializadas o con un bajo nivel de creatividad, se ganaban bien la vida. Y yo creo que salvo que algo cambie mucho -y ojala lo haga porque disponemos de la tecnología, el conocimiento y la conciencia suficiente para evitar este desenlace- esto cambiará drásticamente durante los próximos años.

Si lo desea, puede seguir escuchando la orquesta pero conciencia, creatividad, tecnología y formación continua son el pasaporte obligado para navegar sin naufragar a bordo del siglo XXI.

NOS CUESTA ASUMIR QUE EL BARCO SE ESTÁ HUNDIENDO HASTA QUE EL AGUA NOS EMPAPA LOS CALCETINES.

Fuente: https://www.pensamientopositivo.org/2021/11/08/vivir-sin-miedo-titanic/

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