Todos tenemos dudas de vez en cuando, o podemos sentirnos inseguros ante determinadas situaciones.
Los miedos y las dudas, como comentamos en otras ocasiones, pueden ser buenos consejeros.
Nos hacen valorar las opciones con detenimiento, impiden que seamos temerarios o ingenuos, nos hacen valorar las posibles consecuencias negativas, tener en cuenta dificultades y planificar bien el camino. Eso es bueno.
El problema está en el equilibrio, los miedos han de ser buenos consejeros pero no bloquearnos. El miedo ha de prevenirnos, ayudarnos en nuestro camino, pero sin ser una barrera.
Muchas veces pongo el mismo ejemplo:
Si queremos aprender a patinar, el miedo a caernos debe conseguir que seamos precavidos:
.. que aprendamos cómo caer bien para no hacernos daño, que nos pongamos las protecciones adecuadas, y que tengamos cuidado..
pero tiene que dejar que nos movamos.
Si nos quedamos bloqueados y no somos capaces de ponernos los patines por miedo a caer, no aprenderemos nunca a patinar: hemos de asumir una parte de riesgo.
Nos vamos a caer. Caerse forma parte del proceso de aprendizaje. Se trata de minimizar riesgos e intentar no hacernos daño.. y poco a poco iremos adquiriendo más equilibrio y más confianza.
A medida que pasan las horas y horas practicando con los patines, es entonces cuando empezaré a sentirme más confiado.
(La confianza vendrá como consecuencia de la práctica, de la acción, no puedo pretender sentirla antes de actuar.)
Ahí está la clave: en la Autoconfianza.
El antídoto de la inseguridad es la autoconfianza, NO el buscar la seguridad absoluta y el control.
A veces queremos superar la inseguridad intentando controlarlo todo, o pretendiendo que se den las condiciones idóneas para evitar todo riesgo o posible consecuencia negativa.
Pero la mayoría de las veces es imposible: todos los caminos tienen sus riesgos, hay decisiones que duelen, hay personas que no estarán de acuerdo con lo que hagas, hay dificultades o problemas que no dependen de ti.. en todos los caminos.
Lo que podemos es tener la confianza de que afrontaremos las dificultades que se presenten y lo intentaremos hacer lo mejor que sepamos y de acuerdo a nuestros valores.
Hay un tema que hay que dejar claro referente a las inseguridades: y es que en muchas ocasiones “La seguridad” absoluta no existe.
No puedo estar segura de que “las cosas saldrán bien”, o de que esta opción es la “mejor”. En muchas de nuestras decisiones es difícil tener algo 100% seguro, pues muchas veces hay riesgos en cada camino. Hay muchas cosas que de antemano no podemos conocer o hay factores que no dependen de nosotros.
Lo que sí podemos es comprometernos en intentar hacer lo mejor que pueda dentro de lo que esté en mi mano. Asumiendo los riesgos.
Paradógicamente, la búsqueda de la seguridad nos puede generar más y más incertidumbre, por ejemplo:
No puedo estar seguro completamente de que mi pareja es fiel, salvo que la vigile 24 horas al día.. eso sería muy poco saludable..
Lo que si puedo, es tener confianza, confiar en nuestra relación, en la complicidad y la buena comunicación.
El querer “controlar” hace que las acciones de control me separen de mi pareja. (Si te persiguen, corres… es así
Fomentar la complicidad, la buena comunicación, y la sinceridad, nos acerca y genera confianza.
Para sentirnos seguros a veces queremos poder controlar todos los factores: pero esto es imposible.
Por ello recomiendo tener en cuenta tres puntos importantes:
En el ejemplo de los patines:
No puedo estar segura de no caerme, he de aceptar el riesgo. He de estar dispuesta a caerme, a hacer el ridículo, y a enfrentarme a todo ello sintiendo miedo.
Puedo ponerme casco y protecciones, aprender a caerme “bien” si pierdo el equilibrio para no romperme ningún hueso o darme un mal golpe, e ir adquiriendo poco a poco mayor confianza y soltura con la práctica.
He de renunciar a la comodidad de ir caminando si quiero aprender a patinar.
Para adquirir confianza he de arriesgarme y enfrentarme a las dificultades que se me presenten: iré aprendiendo a superarlas, y eso hará crecer la confianza en mi misma.
Si me quedo quieta no me caeré, es verdad, pero tampoco aprenderé a patinar, y me sentiré frustrada. Me volveré a casa con los patines sin usar sintiéndome mal conmigo misma.
Afrontando los riesgos. Moviéndote.
Pasito a pasito.
Cuando aprendemos a patinar al principio vamos tambaleando, inestables, aprendiendo a equilibrarnos poco a poco.
Con la práctica (y después de varias caidas probablemente) vamos adquiriendo mayor estabilidad, mejor equilibrio, nuestra habilidad ha mejorado y nos movemos con más eficiencia y confianza.
Para ir ganando confianza hemos de ir asumiendo pequeños retos, a medida que avanzamos vamos ganando confianza.
No dejes que la inseguridad sea como un padre sobreprotector: que por querer que no pase nada malo no te deja hacer nada.
Conviértela en un buen consejero que te ayude a afrontar con precaución los retos y dificultades y te haga ganar confianza en tí mismo.
En estos casos muchas veces la decisión la tenemos clara.
Es decir SABEMOS LO QUE QUEREMOS pero la inseguridad no me deja dar el paso porque “¿Y si…(sale mal, le sienta mal a alguien, fracaso, me critican, alguien se enfada, sufro o sufren otros, pierdo comodidad, etc.)?”
Agunos ejemplos podrían ser:
Si os fijáis aquí lo que nos impide avanzar es el miedo a las consecuencias de nuestra decisión, lo que queremos hacer lo tenemos claro, pero hay inseguridades respecto a cómo voy a afrontar las dificultades que se presenten al dar el paso.
¿Qué hacer en estos casos?
En lugar de plantearte si hacerlo o no hacerlo, céntrate en preguntarte y planear el:
¿CÓMO VOY A HACERLO?
La decisión está clara, ya está tomada. Sólo queda el cuándo y el cómo: no te gusta tu trabajo, no quieres seguir en la relación o no quieres aceptar la propuesta.
Lo que quieres ya lo sabes. Lo que te frena son las posibles dificultades: así que céntrate en cómo vas a llevarlo a cabo para afrontarlas lo mejor posible. (es hora de ponerte los protectores y aprender cómo caerte por si pierdes el equilibrio
Respecto al miedo al fracaso: recordad que los fallos son parte del proceso de aprendizaje, y muchas veces detrás de un éxito hay esfuerzo y varios intentos fracasados.. forma parte del camino. El tema es cómo afrontar los fracasos o errores y seguir adelante aprendiendo de ellos.
Respecto al miedo a dejar atrás y al dolor: Como dijimos antes, a veces hemos de renunciar a seguir por el camino en el que estábamos para poder avanzar, y eso duele. Hemos de trabajar la aceptación de este dolor como parte del proceso y “esto también pasará” y sanará.
A veces el problema es que no tenemos muy claro lo que realmente queremos y no somos capaces de elegir entre varias alternativas: ¿Estudio Derecho o Relaciones Laborales?, ¿Salgo con Juan o con Pedro?, ¿a quién voto?..
En estos casos la inseguridad también aparece con sus “¿…y si ( aquí cualquier frase que represente el miedo a equivocarse)?”
Es normal tener miedo a equivocarnos o a que algo salga mal: ya hemos comentado antes que el miedo es un buen consejero, pero no ha de paralizarnos.
En estos casos puede pasar que:
¿Qué hacer?
Como comentamos antes, la inseguridad suele plantearnos los posibles inconvenientes o dificultades, y nuestra autoconfianza nos ha de preparar para hacerles frente. Hay varias claves a tener en cuenta a la hora de decidir.
En estos casos hemos de lanzarnos, probar, confiar en que si vemos que por ahí no vamos bien sabremos reconducir el rumbo. Los caminos no siempre son en linea recta, puede haber curvas, espirales, saltos. No hay una sola “forma correcta” de hacer las cosas.
Simplemente recuerda que, como decía Machado, “se hace camino al andar”.
Fuente: https://psicologia-estrategica.com/superar-la-inseguridad-la-hora-tomar-decisiones/