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Vivimos una época curiosa. Hemos pasado de un punto donde el emprendedor era considerado poco más que un loco con un sueño a hacer que recaiga sobre él todo el peso del futuro de la economía. Y es que emprender está de moda, pero creo que es necesario aclarar ciertos mitos populares que hacen más daño que bien a la figura del emprendedor.
No tiene sentido que esperes a que llegue esa idea mágica que hará que todo cambie. Te basta con utilizar tus ojos, fijarte en los problemas cotidianos que tiene la gente cómo los resuelve y luego pensar si existe una forma mejor (para ellos claro) de resolverlos… y estarás sobre la pista de algo interesante.
No hay nada peor que dejarlo todo para empezar tu gran proyecto y darte cuenta que se te ha acabado el dinero antes de llegar al siguiente hito, y que no puedes continuar. Y, o tiras la toalla, o te pones a buscar financiación a mitad de proyecto, algo muy poco recomendable. Mejor empieza cuando hayas conseguido el dinero que de verdad te hace falta para arrancar
Así que mejor prepárate para una época dura, y para dar un buen número de viajes en la famosa montaña rusa del emprendedor (con épocas en las que te vas a comer el mundo seguidas inmediatamente por épocas en las que nada sale bien… y vuelta a empezar).
Si pensamos detenidamente en muchos de los inventos que consideramos hoy en día como paradigmas de la rentabilidad y la innovación (el iPod o Nespresso por ejemplo) nos daremos cuentas que la mayor parte de las veces no son ideas nuevas, sino aproximaciones nuevas a ideas que ya existían (típicamente mercados resegmentados). Como decía T.Edison:
El éxito es un 99% transpiración y un 1% inspiración
Pero la clave no es imaginarnos qué va a pasar y qué problemas pensamos que tienen, sino salir a la calle y hablar con clientes de verdad, observarlos y crear con ellos. Como ya hablamos hace algún tiempo, la verdad está ahí fuera y no en tu business plan.
Dicho esto, no hay nada mejor que poder equivocarse uno mismo y aprender de los errores… pero no te equivoques, vas a trabajar para un jefe más duro y exigente: TU (y en algún momento si tu negocio prospera dejarás de ser un aguerrido emprendedor y serás tú el odiado jefe de alguien).
Creo que tiene más sentido fijarse en el ejemplo de gente de como François Derbaix, que tal como nos contó en la entrevista que le hice, la clave es trabajar mucho y bien, con un ojo en el presente y otro en el futuro.
Emprender significa vivir en la incertidumbre, noches sin dormir, jornadas maratonianas de trabajo (en horas y en largos periodos), es caerse y volverse a levantar. Y por muy mal que suene, es algo a lo que realmente no está dispuesto todo el mundo… así que perfecto, no pasa nada, pero si buscas vivir razonablemente bien y “desconectar”, mejor no emprendas.
El emprendedor sabe a donde quiere ir. Normalmente vas a ir más perdido que un pato en un garaje. Pero no te preocupes, nos pasa a todos. En mi opinión no hay nada más peligroso que el emprendedor que va en cohete: tiene claro su destino, el camino exacto y su única preocupación es llegar lo antes posible.
Emprender es un proceso de exploración, es buscar el mejor modelo de negocio en un entorno de alta incertidumbre. Por eso nada mejor que adoptar una posición humilde, un enfoque de ejecución muy ágil y ligero y esforzarse en aprender lo máximo posible de tus clientes y del mercado para construir un producto genial que quieran comprar.
Autor Javier Megias
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