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Cuando pensamos en el éxito, pensamos mejor si pensamos en objetivos cumplidos.
El éxito tiene una relación directa con los objetivos y con las proyecciones que realices para alcanzarlos.
Lo principal para cualquier persona es tener un objetivo.
Y el éxito aparece como consecuencia de haber establecido un objetivo que valga la pena, en trabajar duro para conseguirlo, conseguirlo; y luego, en establecer nuevos objetivos.
Muchas veces no sabemos lo que deseamos hacer ni lo que queremos obtener.
En ocasiones, la dificultad más grande que una persona tiene es sentarse a pensar y determinar lo que quiere hacer y por dónde comenzar.
Cuando alguien no tiene objetivos en realidad indica que tiene al menos un objetivo previo frustrado. Se estanca. Alguien estancado en su vida, sin éxito, en realidad tiene objetivos frustrados.
Y muy poco nos pasa sin depender de lo que hayamos proyectado.
Por lo tanto, es esencial saber qué implica una proyección: una proyección siempre es una conclusión, decisión, o resolución hecha conscientemente acerca del pasado, del presente o del futuro, conocido o desconocido.
La proyección, lógicamente, siempre es consciente. Y se hace sobre la evaluación de los datos. Proyectamos para intentar resolver un problema del pasado, decidir acerca de problemas u observaciones en el presente o para establecer un modelo del futuro.
Creamos nuestro propio futuro y si no lo creamos, no ocurrirá.
Notarás que cualquier acción se completa porque verdaderamente has proyectado el resultado deseado. Debes conseguir la idea de haberlo alcanzado. Eso es el resultado. Puedes ir en pos de eso recién entonces.
Una proyección siempre trabaja. Proyectamos todo el tiempo. La mayor barrera que una persona tiene que superar es su propia actitud. Cambiemos la actitud de una persona y vencerá los problemas más difíciles.
Una proyección adecuada para trabajar tiene que ser apenas un pensamiento ligero. Si pones esfuerzo en ello, inmediatamente consigues un esfuerzo en contra. Entonces tienes un problema. Debe ser algo leve, relajado.
Cualquier proyección que hagas debería ser el resultado final que quieres alcanzar. Una proyección se hace en el presente como si estuviera ocurriendo o hubiera ocurrido ya.
El mejor recurso es planificar qué resultados finales deseamos obtener y proyectar luego los resultados finales, como si se consiguieran en el presente.
Habría que pasar parte del tiempo de cada día planeando las actividades del día siguiente y después proyectar los resultados en cada caso. Esto sólo puede ser hecho con éxito llevando un registro conveniente.
Podemos burlarnos del futuro sólo cuando decidimos los resultados deseados y los proyectamos. Intenta hacerlo así:
Escribe una lista de tareas que deben ser hechas.
Selecciona las más importantes.
Decide cuándo vas a hacer cada una y consigue la idea de cuándo es completada cada una. Proyecta el resultado deseado siendo alcanzado.
Realiza este ejercicio diariamente (cada noche) antes de dormir y cada mañana al despertar. Házlo durante una semana y toma nota de las mejorías que se vayan produciendo.
Patricio J. Vargas Gil
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