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Tres señales de que tu empresa debe cambiar el chip

por Pablo Herrero

Hay momentos en los que en la empresa parece que no se da pie con bola, en los que todo lo que se intenta sale mal y se respira un ambiente desagradable. La tensión se corta en el ambiente y la falta de motivación es generalizada. ¿Por qué sucede algo así? Porque ha llegado la hora de cambiar el chip en esa empresa, para comenzar a hacer las cosas de otra manera.

Las excusas priman sobre la mejora continua

Cuando las cosas no salen bien siempre hay algún motivo, una causa raíz. Las excusas de poco valen cuando se pierde un cliente o no se gana un concurso, o cuando el gasto se dispara por encima del presupuesto, o cuando los plazos no se cumplen. Siempre hay una razón y lo peligroso no es que suceda una única vez, sino que sea una constante a lo largo del tiempo.

¿De qué sirve poner una excusa si no se ataca la causa raíz de un problema? De nada, así de claro. Una excusa es una huida en una dirección que no conduce a ningún sitio bueno. El problema seguirá ahí y podrá reproducirse en cualquier momento, repitiendo sus consecuencias negativas sobre el resultado de la empresa.

El miedo es la ley

Hay empresas en las que los malos modos son la base de la gestión, imponiendo normas y reglas que buscan atemorizar a los trabajadores para que estos cumplan su misión. Miedo a perder su empleo, miedo a ser degradado, miedo al ridículo delante de sus compañeros, miedo a la pérdida de prestaciones frente a otros compañeros considerados iguales, entre otras, son ejemplos de tácticas basadas en el miedo para imponer criterios y transmitir órdenes a los trabajadores.

Esta forma de trabajar es un error, dado que provoca que la gente que realmente merece la pena se marche a trabajar a otras empresas. Esta huida del personal que aporta valor, se ve agravada porque se quedan los peores perfiles, tanto en lo profesional, como en lo personal, por lo que el sistema basado en el miedo y las malas formas sólo hace una cosa: crecer y crecer, extendiendo sus raíces por toda la empresa.

Si esta es la situación de tu empresa, la única solución es cortar de raíz el problema, prescindiendo de los perfiles que hayan generado esta situación y promoviendo la renovación del personal. Se trata de un cambio cultural, por lo que la savia nueva es fundamental para evitar que los trabajadores del sistema anterior caigan en una especie de síndrome de Estocolmo laboral, que haga que cualquier esfuerzo por cambiar a mejor sea en vano.

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Los clientes se van, uno tras otro

Cuando los clientes se van, es por algo. La competencia es feroz en cualquier sector, el entorno es turbulento y no es fácil retener a un cliente con la misma propuesta de valor a lo largo del tiempo. La empresa necesita evolucionar y reinventar constantemente su oferta, para tener contentos a los clientes y mantener su cuota de mercado. Si esta misión falla, los clientes acabarán por iniciar un éxodo que puede ser letal para las cuentas de la empresa.

¿Qué se puede hacer cuando no se consigue retener a los clientes? Desde luego, el problema es de los gordos. Si los clientes llegan, prueban y se van, es más complicado aún volver a convencerles para que compren que la primera vez. Comentaba hace unas semanas El Confidencial las sabias palabras que pronunció Kevin Spacey en un discurso que dio al recoger un premio, delante de gente importante del sector audiovisual: “Da a la gente lo que quiere, cuando lo quiere, en la forma en que lo quiere, y todo ello a un precio razonable”

Las palabras de Spacey en El Confidencial vienen a cuento por el ejemplo de la Fórmula 1 y su nueva factoría de contenidos. Los clientes demandan más que una simple carrera de coches por televisión, de ahí que sus propietarios hayan decidido dar un paso adelante y están generando contenido multimedia nunca visto hasta ahora, con el fin de distribuirlo a través de las nuevas plataformas digitales (móviles, tabletas, ordenador, redes sociales, etc.).

¿Le da tu empresa a los clientes lo que ellos quieren, cómo lo quieren, cuándo lo quieren y a un precio razonable? Si no lo hace, otra lo hará y será la que se convierta en su proveedor. Así son los negocios, a rey muerto, rey puesto.

 

Pablo Herrero

Pablo Herrero es Ingeniero Industrial en la especialidad de Organización Industrial. Relacionado con la Organización de Empresas y la Dirección y Gestión de Proyectos, es colaborador en varias publicaciones del sector empresa y banca y participa como socio en Golf76.

Síguele en Twitter en @pabloherrero.

 

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