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Michael Gerber: “¿Y tu pasión?”

por Michael E. Gerber

En la calle constantemente escuchamos la palabra “pasión”. En la calle, ese lugar donde tú y yo vivimos, trabajamos, jugamos, pensamos, soñamos, esperamos más y nos conformamos con menos, está presente todo el tiempo.

Pensamos que pasión significa algo caliente en la sangre. Y sí, mientras significa tener algo caliente en la sangre, también puede significar algo mucho más frío que eso.

La pasión mental es muy diferente a la corporal.

La pasión espiritual es muy diferente a ambas: a la mental y a la corporal.

La pasión del alma es demasiado diferente que la corporal, mental y espiritual.

Y cualquiera de esas pasiones, sin importar dónde haya nacido, puede ser fría o caliente.

La pasión fría o caliente surge en la mente (o en el cuerpo, el alma o el espíritu) bajo el disfraz de un pensamiento que puede ser caliente en un inicio y puede tornarse frío fácilmente (acéptalo: ¡no tienes control sobre ello!).

En algunos casos, mientras la pasión como pensamiento inicia caliente, puede madurar en el tiempo hasta ser una idea más fría y menos espontánea.

Mientras un pensamiento se nos presenta en palabras -o en imágenes dirían algunos-, esas palabras e imágenes, si persisten (y la mayoría no lo hacen), pueden crecer en una idea, la cual está compuesta por una serie de palabras e imágenes organizadas como un objeto, una conclusión o un propósito.

Si esta conclusión tiene un significado, si tiene una naturaleza resolutiva en ella, si tiene lo que podríamos llamar una “voz” que vibra con su sola pronunciación, dentro de tu ser (en tu mente, cuerpo, espíritu, alma) y que no puedes olvidar, sino que se convierte en parte de ti (sí, te haces parte de ella, y ella se convierte en parte tuya) la mayoría de estas conglomeraciones de palabras, significados, relaciones y promesas pueden cristalizarse, con el tiempo, en una pasión con un centro más o menos caliente, dependiendo de si fueron o no lanzadas a partir de un pensamiento frío o caliente.

La pasión que nace de un pensamiento negativo se enfría.

La pasión que nace de un pensamiento positivo se calienta.

En la otra mano, una pasión caliente puede tornarse fría, y una pasión fría, caliente.

Una pasión caliente que se enfría, ha muerto.

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Una pasión fría que se calienta puede ser peligrosa, y por lo general lo es.

Seguramente has experimentado cada una de estas pasiones, obsesiones o compulsiones, y has tenido el poder de recordarlas si procuras observarlas, aun cuando no puedas controlarlas.

Lo que permite decir que una pasión que ha nacido de un pensamiento negativo se convierte en una obsesión imposible de controlar, y una pasión que nació de un pensamiento positivo también lo es, en cualquier caso, si se nutre para crecer, si se le da el espacio, el tiempo, la atención, el cuidado, el amor y la voluntad, es la determinación de convertir esta voz en acción. La posibilidad de pasar de la voz-palabras al cuerpo-acción.

Esto es lo que permite decir que Hitler fue consumido por la pasión. Al igual que los narcotraficantes o terroristas. Pero también al igual que Cristo, la Madre Teresa y Gandhi.

Siente el centro caliente de tu pasión. Siente el centro frío. Siente la decisión.

Ninguna empresa tiene la posibilidad de sobrevivir si ésta nace sin pasión. Pasión caliente. Tu pasión.

Michael E. Gerber es gurú en el mundo del emprendimiento
Fuente: Soy Entrepreneur

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