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4 Estrategias para tiempos de adversidad

En esta entrada exploramos qué se siente cuando llega la adversidad, cómo navegar por esos tiempos difíciles y cómo salir de ellos.

A todos nos toca afrontar experiencias difíciles en algún momento de nuestra vida, pero no lo hacemos de la misma manera.

Ante la adversidad, tenemos en común una misma cosa: un flujo de fuertes emociones, difíciles de manejar, combinado con un sentido de incertidumbre hacia el futuro, según la APA (American Psychological Association).

En esta situación hay personas que se hunden más fácilmente que otras.

Encontramos en un extremo a quien no levanta cabeza tras un golpe de la vida y, en el otro, a quien se esfuerza en ver las oportunidades que se presentan en medio de la desgracia.

Es cierto que no todas las personas tenemos los mismos apoyos ni las mismas armas para afrontar los tiempos difíciles. Pero sí hay algo que nos puede ayudar a TODOS, independientemente de otras circunstancias:

RESILIENCIA.

La resiliencia no es un rasgo del carácter. Es una capacidad que desarrollamos con el tiempo y que cualquiera de nosotros puede cultivar.

Como ya dijimos, se trata de la capacidad para superar esas pruebas tan difíciles que nos pone la vida. Ante la adversidad, la persona resiliente trata de mantenerse en pie y busca la manera de salir adelante.

Estrategias para cuando llega la adversidad

Cuando la adversidad aprieta, no se sale adelante de la noche a la mañana, sino pasando por distintos puntos, de los cuales en Psychcentral resaltan cuatro.

Ahí van, a modo de recomendación.

1. Céntrate en construir relaciones

Las relaciones fuertes y sanas constituyen un enorme apoyo ante situaciones de adversidad.

Pero las relaciones no se construyen en un día. Hemos de hacerlas crecer aportando y recibiendo respeto, cariño, confianza, honestidad…

2. Acepta el cambio

Ante un suceso desagradable, es natural desear al principio: “Ojalá no hubiera pasado esto…

Pero una vez procesado el golpe, es inútil pelear contra la realidad, esconderse y encerrarse en los mismos sentimientos.

Poco a poco, hemos de aceptar el cambio, por duro, doloroso e indeseable que sea. Hemos de preguntarnos qué podemos hacer y cómo encaminarnos hacia donde queremos ir.

3. Aprende sobre tus fortalezas

Una situación difícil brinda la ocasión para aprender un poco más sobre nosotros mismos. Porque es muy probable que, aunque este sea el más duro, no sea el primer revés que nos da la vida.

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Anteriormente hemos afrontado situaciones adversas. ¿Cómo lo hemos hecho? ¿Cómo lo has hecho tú?

¿Qué hiciste para superar otros obstáculos? ¿Qué cualidades resaltarías de tu persona? ¿Eres persistente, optimista, astuto, solidario…?

Conócete bien. Resalta tus puntos fuertes y apóyate en ellos para superar también esta prueba.

4. ACTÚA

Es difícil, sí. Sin embargo, cada pequeño paso cuenta. Céntrate en el paso de hoy, que lo importante es ir moviéndose despacio hacia adelante.

Quizás te sientas solo e incomprendido. Puede que pienses que tus problemas te sobrepasan o que son mayores que los que otros afrontan.

Pero, a pesar de lo que creas, tú también tienes la ocasión de levantarte y seguir adelante. Puedes generar esa fortaleza. No lo dudes.

Cuando la adversidad llega y sientes que vas a perder el control

Aprovechando un episodio de adversidad, de esos en los que sientes que se te va la cabeza, escribí más sobre el tema. ¿Quieres seguir reflexionando conmigo?

Nos conviene aprender de las crisis y de las etapas duras. La adversidad es una situación común. No porque ocurra todos los días, sino porque la mayoría de las personas se sienten así alguna vez: descolocadas y agobiadas por una situación crítica.

Todos pasamos y pasaremos por ella.

La adversidad golpea, hagas o no hagas motivos para que te caiga encima. Te lo merezcas o no. No discrimina a nadie, ni respeta ningún momento.

¡No puede ser! ¿Qué hago?

En los primeros compases de desconcierto y turbulencia, cualquiera de nosotros puede experimentar la urgencia de salir de ahí cuanto antes.

Cualquiera puede, al sentir que pierde el control, volcarse obsesivamente con el problema. Pensar en él las 24 horas. Dar palos de ciego, por si alguno funciona. O adoptar medidas drásticas sin meditarlas.

Y, con la obsesión, crece el estrés en forma de preocupación, insomnio, tensión muscular y demás males.

¿Esto es lo sensato y recomendable? No, porque la situación ya es difícil y a ella añadimos más estrés aún. Pero es humano reaccionar así.

Cuando suenan las alarmas, es humano movilizarse para escapar o arreglar el asunto como sea. Aunque el humano aprende.

Y, conforme va viviendo experiencias que le apremian a actuar, más se da cuenta de le conviene procurarse calma en los momentos difíciles.

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Calma para evaluar la situación; calma para decidir qué hacer:  Retomar el control de veras.

Ideas para hacerte con el control de la situación

Aquí tienes unas propuestas con ese fin.

1. Reconoce tu poder para actuar

Hay situaciones en las que tu margen de maniobra es nulo. Las has de aceptar tal cual, porque no puedes cambiar nada.

En la situación, en sí, no tienes control. Pero sí puedes elegir cómo afrontarla y qué hacer a continuación. Instalarte en el papel de víctima no va a servirte.

Después de llorar o de subirte por las paredes y ya que estés más sereno, te conviene reclamar tu derecho a decidir cuáles van a ser tus siguientes pasos en la vida.

Entre considerarte una víctima de las circunstancias o una persona que tiene poder para elegir cómo actuar a partir de lo sucedido, no hay color. Lo segundo es menos estresante y ayuda a pensar en soluciones.

2. Deja salir lo que piensas y lo que sientes

Puedes hablar de lo sucedido con alguien de tu confianza, siempre que esta persona quiera apoyarte y no alimente el victimismo.

Puedes contártelo a ti mismo. Y una manera de hacerlo que da muy buenos resultados es la escritura.

Escribir sobre la situación que te estresa te ayuda a aclarar ideas y a poner orden, que no es poco.

  • Comienzas por describir la situación en sí y cómo te sientes. Probablemente, te sientas menos abrumado al verlo por escrito que al contártelo mil veces en tu cabeza.
  • Y, conforme vayan saliendo ideas para manejar el asunto, las vas anotando también.

3. Prueba a mirar la misma situación de maneras diferentes

Si estás atascado en una manera de ver las cosas, prueba con una perspectiva distinta. Esta puede ser la de una persona con sentido común en quien confías.

O puede venir de ti mismo, en cuanto tomes distancia del problema. Para hacerlo, por ejemplo, piensa en personas inteligentes que admires y ponte en sus zapatos. ¿Qué harían ellos en esta situación?

4. Quédate en el presente

Lo que pudiste haber hecho antes ya no cuenta. Lo que pasará a partir de hoy es una incógnita. Te sentirás peor si piensas demasiado en el pasado o en futuro.

Trata de enfocarte en tomar decisiones para estar mejor hoy, empezando por las más básicas: ¿cuándo vas a descansar?; ¿qué vas a hacer para relajarte hoy?; ¿qué vas a comer?, etc.

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5. Actúa sobre la situación sin girar las 24 horas en torno a ella

Si aplicas algunas de las ideas de arriba, estarás más calmado al llegar a este punto. Ahora sí puedes elegir qué vas a hacer a continuación. Adelante.

Eso sí, procura no girar sobre la situación a tiempo completo. Intenta prestar atención a otras cuestiones también; las que sean que formen parte de tu vida.

Así descansas de la situación y recobras energías.

6. Pide ayuda si la necesitas

Pedir ayuda es un acto responsable. No tienes porqué pasar a solas por este cambio difícil. Puedes recabar los apoyos que estimes oportunos: profesionales, de la gente que te rodea o de personas que hayan pasado por experiencias similares.

Aunque, como hemos dicho más arriba, trata de que sean personas que no alimenten el victimismo. Y tampoco tú te acomodes en la atención que recibes esquivando el momento de actuar (en lo que necesites actuar).

Ojalá que no nos esperen malos tragos así, de los que sientes que pierdes el control. O no demasiados.

Pero, si llegan, tratemos de hallar calma para decidir qué hacer.

Ya tenemos cierta experiencia afrontando situaciones difíciles. A esa experiencia vayamos sumando ideas que nos sirvan de herramientas. Aquí hemos dejado un puñadito.

Fuente: https://tusbuenosmomentos.com/estrategias-adversidad/

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