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“¿Para qué sigo?”. Desafíos para los dueños de Pymes y Pymes Familiares

Por Eduardo Press.

Hace unos años algunas encuestas sobre empresas pyme y pyme familiares trajeron como novedad la sustitución de la preocupación por el corto plazo por la preocupación por el mediano y largo plazo.

Esta preocupación por el mediano y largo plazo pone sobre la mesa el futuro del empresario, no solo con su empresa sino también con su vida. Para algunos el futuro aparece como una amenaza, para otros como una oportunidad. Siempre un desafío. ¿Qué voy a hacer?

¿Para qué sigo?

Esta es una pregunta que escucho frecuentemente de dueños de pymes y pymes familiares, personas con alrededor de sesenta años que están al frente de la empresa que crearon y el futuro se les presenta como una incógnita.

Hace veinticinco, treinta o más años con mucho esfuerzo y sacrificio estas personas iniciaron un emprendimiento sin un objetivo claro más allá de tener un ingreso independiente que les permitiera mantenerse más o menos confortablemente, darles a sus hijos salud y una buena educación.

Para haber podido desarrollar una empresa, hacerla crecer y mantenerla durante tantos años hicieron falta muchas aptitudes y características de esas personas sin la ayuda profesional con la que cuentan nuestros empresarios hoy día. Tenían su contador para los balances, un abogado conocido para el caso de una sociedad y algún eventual juicio. Y muy poco más que eso. Pocos profesionales especializados en pymes y pymes familiares había en esos años.

Y aún así siguieron adelante y a muchos les ha ido muy bien.

Quizá una de las características más importante haya sido, y siga siendo, el espíritu emprendedor, concepto no fácil de definir pero que podríamos resumir en algo así como tener una idea, disponer de un capital, buscar la manera de llevarla adelante, empuje, no dejarse abatir por las dificultades, soportar privaciones y fundamentalmente la ilusión de ver crecer el proyecto y sentir orgullo por los resultados.

Pasados los años esos emprendedores se encuentran hoy con una empresa en desarrollo, que les permite un buen pasar, disfrutar de la satisfacción del logro (o logros) sumado a un creciente sentido de responsabilidad social en cuanto a su familia, sus empleados y el medio ambiente.

En los libros y artículos sobre pymes abundan los temas referidos a la gestión y profesionalización, desarrollo de cuadros directivos, en el caso de las pymes familiares los conflictos entre los miembros de la familia (gestión de las emociones) y aspectos sobre el futuro que se formalizan en el protocolo y la planificación sucesoria. Poco se escribe y pocos se ocupan de que pasa por la cabeza y el cuerpo del empresario, como muchos “cabeza” de empresas se encuentran solos sin un interlocutor que los escuche, lo acompañe y lo ayude a pensarse a si mismo.

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Desde los inicios la preocupación sobre el futuro ha dominado la mente y el espíritu de los emprendedores, sobrevivir, permanecer y continuar, fueron y son sus preocupaciones y posiblemente seguirán siendo aunque los nuevos emprendedores cuentan con herramientas con las que sus antecesores no contaban.

La idea de continuidad está ligada a contar con una planificación a mediano y largo plazo, contar en años y no en días o meses como sucede comúnmente y a que nuevas generaciones quisieran continuar con la empresa.

Actualmente no siempre aparecen estas nuevas generaciones que se entusiasmen y compartan ese espíritu emprendedor para continuar con la empresa, esos son los desafíos del futuro.

¿Los motivos?

La cultura del trabajo de las nuevas generaciones ha cambiado. Representa un gran reto para las primeras generaciones de emprendedores y también para los que somos consultores de empresas porque “nos cambiaron las figuritas del álbum”.

Las nuevas generaciones se encuentran con empresas funcionando, con posibilidades de estudio que muchos de sus padres no tuvieron, no han tenido que enfrentarse a situaciones duras como la mayoría de sus antecesores. Los jóvenes hoy día son cambiantes, vinculan el trabajo más con la satisfacción y el placer que con el esfuerzo.

El cambio permanente le está ganando la batalla a la estabilidad, buscar permanentemente nuevos horizontes a “mejor me quedo donde estoy”.

Escucho a hijos decir “yo no quiero vivir la vida que vivieron mis padres”, “no quiero mezclar las cosas”, como escuché a padres decir “no quiero para mis hijos lo que vivimos nosotros”,

Quizá ya no resulta tan atractivo y emocionante trabajar en la empresa de la familia. ¿Está mal? ¿Hay permiso para pensarlo y decirlo? ¿Se puede conversar en familia?

Además existen estímulos de formación y estudio para vocaciones muy amplias, un espectro mayor que en la época de juventud de sus padres, esto hace que muchas veces los intereses de los jóvenes apunten en direcciones diferentes a las que se trazaron los padres.

A veces las vocaciones coinciden con las necesidades de la empresa y otras no.

Los padres que han sabido transmitir amor por la empresa y su trabajo, que no solo es una fuente de problemas y sinsabores sino también una fuente de satisfacción, es más probable que hayan logrado interesar a las nuevas generaciones por la empresa. Así los hijos se vuelcan a estudiar carreras vinculadas a la administración, a recursos humanos, a algún tipo de desarrollo tecnológico industrial o informático

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Volvamos al comienzo. ¿Para qué sigo? Se preguntan muchos dueños. No necesito seguir trabajando, no necesito más. No hay una respuesta única. No hay recetas universales. La respuesta seguramente está dentro (sin saberlo) del mismo que formula la pregunta. Solo hay que ayudarlo a descubrirle o inventarla.

Hace unos años un cliente me hizo (se hacía) esa pregunta. Tengo lo que me hace falta, pude hacer todo lo que me propuse, lo conseguí, más no necesito. Continuamos la conversación alrededor de sus reflexiones. A los cinco minutos me comenta que unos días antes había a ver un terreno con un local semidestruido, era una buena oportunidad por el precio para comprarlo. ¿El motivo? Porque estaba pensando que allí podría abrir una nueva unidad comercial que le permitiría descongestionar el lugar actual, mejorar y aumentar la oferta de servicios a sus clientes.

¡¡¡ Ese es el espíritu emprendedor….!!!

¿Para qué sigo?”.

Para lo mismo por lo que se empezó, para crecer y desarrollarse en forma independiente y ayudar a las nuevas generaciones abrirse su propio camino.

¿Para qué sino?

Fuente: https://www.sitioandino.com.ar/n/351177-para-que-sigo-desafios-para-los-duenos-de-pymes-y-pymes-familiares/

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