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La necesidad de pertenencia

La necesidad de pertenencia puede ser un punto de apoyo o el lastre que nos hunda. La diferencia entre uno y otro caso estará en cómo la gestionemos y en qué recursos invirtamos en su satisfacción.

La necesidad de pertenencia puede alejarnos de lo que queremos o potenciar un campo de nuestro desarrollo. En este artículo explicaremos por qué. Además, detallaremos de qué se trata y cómo crear una pertenencia que nos nutra… en vez de restar peldaños a nuestro bienestar.

La salud tiene que ver con el campo social, psicológico y físico, según la Organización Mundial de la salud. Por ello, nuestra calidad de vida suele aumentar cuando invertimos en alguno de estos planos. En este sentido, las interacciones enriquecen el plano social; por eso, una medida inteligente es cuidarlas.

Sin embargo, hacer que determinada interacción se convierta en dependencia puede causarnos gran daño. De eso también te hablaremos hoy.

“El crecimiento y las mejoras pueden venir del dolor y el conflicto”.

-Abraham Maslow-

Necesidad de pertenencia, ¿qué es?

Cuando hablamos de necesidad de pertenencia hacemos referencia a aquel interés por formar parte de un grupo. Y, cuando decimos necesidad queremos decir, un impulso irresistible o urgente de hacerlo. En este sentido, cuando las personas sentimos que esta necesidad no está cubierta, solemos poner medios e invertir recursos importantes para que deje de ser así.

Abraham Maslow, psicólogo humanista, habló de que el ser humano debe satisfacer ciertas necesidades para poder alcanzar la autorrealización. Pero este autor, no se refería a necesidad como dependencia, más bien proponía, que era difícil alcanzar una necesidad que se encontrara en la parte superior de la pirámide sin haber nutrido las demás.

De esta manera, si observamos el panorama social, desgraciadamente sería sencillo encontrar personas que cuentan con un deseo exagerado por pertenecer; tanto, que le resulta tóxico.

Cuando querer conectar, nos aleja

Cuando la necesidad lo motiva todo, puede alejarnos de nuestras metas, incluso de quienes somos. Esto se debe a que solo nos centramos en cómo entrar a ese grupo tan anhelado y nos olvidamos del resto de planos. Por otro lado, cuando intentamos ser participes, podemos llegar a sabotear nuestro propósito: la ansiedad impide que seamos espontáneos.

Esto quiere decir que, como con todas las necesidades, la satisfacción de una no anula la satisfacción de las otras cuando esta consume todo el abanico de recursos de los que disponemos. De manera especial, hablamos de la atención y el tiempo.

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Al estar pensando una y otra vez y no poder seguir nuestra vida sin ello, distorsionamos nuestra proyección, soportándola sobre una dependencia muy peligrosa: la insatisfacción. Comenzamos a olvidarnos, y dejamos de saber cómo somos, lo cual es esencial para la asertividad a la hora de tomar decisiones en nuestras actividades cotidianas.

¿Cómo crear una pertenencia que nos nutra?

Dejar a un lado la máscara o el teatro puede ser una buena idea. Mostrarnos de una manera natural también hará que terminemos encajando en determinados grupos de manera natural, minimizando el desgaste y haciendo más improbable el rechazo.

Por otro, podemos fluir. A veces echamos el ancla en pensamientos o emociones que poco ayudan. Incluso, hay ocasiones en las que prestamos demasiada atención a lo que sucedió o nos quedamos pensando de forma repetitiva lo que va a venir; esto dificulta la espontaneidad, y dejamos de disfrutar el momento presente.https://a272f5e6c50e13c78a031e0890d349a8.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html

De hecho, Steven C Hayes, psicólogo clínico estadounidense, señala en su libro A liberated Mind. How to Pivot Toward What Matters, lo esencial de separar lo importante de lo accesorio para que podamos vivir con mayor libertad, armonía y coraje.

Por otro lado, pertenecer a un grupo no lo es todo. Aunque el aislamiento sistemático y no deseado tampoco ayuda, lo que importa es que una necesidad no termine secuestrando por completo nuestros planes. No siempre es necesario satisfacer una necesidad antes de saltar a otra; de hecho, en muchos casos, la alternancia es positiva.

Dando un paso más, podemos decir que a veces las personas se sienten excluidas, aunque pertenezcan a un grupo, una sociedad o una cultura determinadas. Martín Hopenhayn habla de ello en su artículo “Sentido de pertenencia en sociedades fragmentadas. América Latina desde una perspectiva global“. Comenta cómo la globalización, la política y la identidad juegan un papel importante en la sensación de pertenencia.https://a272f5e6c50e13c78a031e0890d349a8.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html

En suma, la necesidad de pertenencia es tóxica cuando es tan intensa que llega a producir un secuestro de recursos e intereses, y saludable cuando hablamos de que constituye un estímulo para el crecimiento. Entonces, quizás la clave no está en satisfacerla, sino en elegir aquellos recursos que nos podamos permitir para invertir en este campo y destinarlos a él.

Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/la-necesidad-de-pertenencia/

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