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La maldición del conocimiento en la comunicación

por  Itziar Velasco

No sé si habéis sido seguidores de The Big Bang Theory, la serie protagonizada por científicos de más éxito en la historia de la televisión que ha estado entre nosotros la friolera de doce temporadas. Uno de sus personajes estrella es sin duda Sheldon Cooper, protagonizado por el actor estadounidense Jim Parsons, que es un doctor en física que investiga en teoría de cuerdas.

Os cuento esto porque buscando algún ejemplo que ilustrara de manera clara «la maldición del conocimiento», me ha venido a la cabeza la escena en la que Sheldon pretende explicarle física a su vecina Penny, que sin tener ni idea en la materia, intenta entender mejor el trabajo de su novio Leonard Hofstadter, físico experimental en el California Institute of Technology.

Aunque finalmente Penny consigue sorprender a Leonard por la memorización de algunas frases dictadas por Sheldon, la realidad es que la escena muestra la incapacidad del científico para superar su «maldición del conocimiento» ( y prepotencia) y transmitirle a Penny la materia con éxito.

¿Qué es la «maldición del conocimiento»?

La «maldición del conocimiento» (curse of knowledge) es un sesgo cognitivo que se produce cuando una persona, en comunicación con otra, sin saberlo, supone que los otros tienen antecedentes para entender lo que se está diciendo.

Esto significa que cuanto más familiarizado estás con algo, cuanto más tiempo ha formado parte de tu conocimiento y experiencia,más difícil te va a resultar ponerte en la piel del otro para poder transmitírselo de manera que lo entienda bien. Te resultará más duro explicarle lo básico de ese conocimiento a alguien, ya que has perdido la perspectiva de cómo lo viviste en tus primeras etapas de aprendizaje.

En 1990, Elisabeth Newton (Universidad de Stanford), llevó a cabo un experimento que demostró claramente este sesgo cognitivo. Se pidió a un grupo de sujetos que tocaran 120 melodías conocidas dando toques con sus dedos, mientras que otro grupo intentaba reconocerlas. Cuando a los que tocaban las melodías se les pidió que pronosticaran cuántas serían reconocidas por los oyentes dijeron que un 50%. La realidad es que sólo se reconocieron el 2,5% de las melodías. Los que las tocaban, al estar tan familiarizados con las canciones y al escucharlas en su mente mientras las tocaban, pensaban que los oyentes las reconocerían con facilidad.

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¿Os imagináis el impacto que este sesgo cognitivo puede tener en nuestras relaciones sociales tanto en lo personal como en lo profesional? ¿Somos conscientes de que muchas veces no comunicamos teniendo en cuenta que los demás no tienen nuestra misma experiencia y conocimientos? Si crees que ocasionalmente o de manera habitual caes en las garras de la «maldición del conocimiento», tomar conciencia de ello va a ser el primer paso para poder comunicarte mejor.

Estrategias para superar la «maldición del conocimiento»

¿Y qué podríamos hacer para superarla? A continuación os doy algunas ideas:

  • Haz uso de la empatía: intenta ponerte en la piel de la persona con la que te vas a comunicar y hazte preguntas como: ¿qué nivel de conocimiento tiene esta persona o personas respecto a lo que voy a contar? Si estuviese en su lugar, ¿de qué manera me gustaría que me transmitiesen la información? ¿Qué resultado me gustaría obtener de esta interacción y cuál será la mejor manera de comunicar para conseguirlo?
  • Conoce a tu audiencia: esto va ligado con el punto anterior. Para empatizar mejor hay que intentar conocer al máximo al público al que te vas a dirigir. Investiga en la medida de lo posible la persona o colectivo para estar mejor preparado y adaptar tu mensaje.
  • Usa recursos que despierten al máximo todos los sentidos: las personas digerimos la información y aprendemos a través de todos nuestros sentidos, no únicamente a través de lo que escuchamos. Por ello, acompaña en la medida de lo posible tus comunicaciones con material visual, o incluso recursos que puedan ser experimentados con otros sentidos como el olfato, gusto y tacto.
  • Visualiza tus orígenes: piensa en cómo y cuándo empezaste a aprender esa materia que quieres transmitir e intenta sentir de la manera más realista posible las sensaciones que tuviste y el tiempo y esfuerzo que te llevó adquirir ese conocimiento. Te darás cuenta de que ese aprendizaje no fue cosa de dos días y de esta manera, podrás empatizar más con tus interlocutores.

Espero que estas ideas te resulten útiles para empezar a mantener a raya a tu «maldición del conocimiento» y enriquecer tus relaciones.

Fuente https://itziarvelasco.com/la-maldicion-del-conocimiento-en-la-comunicacion/

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