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5 Maneras en que la cultura de lo urgente, del ajetreo nos está estresando.

Por Ricard LLoria.

A medida que hemos empezado el año nuevo, podríamos tocar un tema que hemos podido observar que nos puede tener preocupados durante mucho tiempo, podríamos decir que las 5 maneras en que la cultura de lo urgente, del ajetreo nos está estresando, en nuestras formas de vivir y trabajar.

La cultura nos dice que tenemos que apresurarnos, es decir, que nos toca hacer las cosas de forma urgente. Casi, queremos todo para el instante, y quizás sin darnos cuenta nos puede provocar frustración., ansiedad, estrés, etc.

¿Qué es la cultura de lo urgente?

La cultura de lo urgente es una tendencia en la que se prioriza la rapidez en detrimento de la calidad. Esta mentalidad es perjudicial para las organizaciones, ya que la rapidez suele significar una disminución de la calidad del trabajo. Esta dinámica también puede desalentar la creatividad y el pensamiento innovador. La cultura de lo urgente puede afectar la moral y la productividad, lo que a largo plazo puede tener un efecto negativo en la empresa.

La cultura de lo urgente es una actitud en la que se da prioridad a los problemas inmediatos, se trata una situación como si fuera una emergencia y no se toman en cuenta las posibles consecuencias a largo plazo. Esta cultura fomenta la reacción inmediata, minimiza la planificación y favorece la toma de decisiones basadas en el impulso. Esto a menudo conduce a errores debido a la falta de tiempo para evaluar una situación y genera una sensación de estrés en los trabajadores.

¿Puede generarnos problemas la cultura del ajetreo, de lo urgente en las personas, en nuestro día a día?

Sí, la cultura del ajetreo puede generar problemas en el día a día de las personas. Esta cultura promueve un ambiente de estrés y ansiedad, además de exigir un alto rendimiento y fomentar el trabajo excesivo. Esto puede conducir a problemas de salud mental y física, como depresión, fatiga, aumento de la presión arterial, dolores de cabeza, problemas de memoria, insomnio y trastornos alimenticios. Esta cultura también puede afectar la calidad de las relaciones sociales, ya que la persona puede perder la capacidad de disfrutar el presente, pasar tiempo con amigos y familiares y enfocarse en los pequeños detalles de la vida. Por último, la cultura del ajetreo puede afectar la productividad, porque la persona puede sentirse estresada o aislada, lo que puede reducir la motivación para trabajar.

Esto puede llevar a la sobrecarga mental, el estrés crónico y la ansiedad, además de interferir en nuestra capacidad de concentración y toma de decisiones. Esto puede llevar a que las personas se sientan agotadas, desmotivadas y afecten su calidad de vida.

¿Cuál es la idea detrás de la urgencia, de la prisa? La cultura de lo urgente, del ajetreo nos dice que trabajamos constantemente. Tenemos que poner nuestras energías casi las 24 horas del día, los 7 días de la semana, o no tendremos éxito. Esto sabemos que lo que nos provoca es un estrés enorme, falta de sueño, concentración y productividad, cuando leemos que no tendremos éxito, es algo tan banal que parece que nos quieran vender un humo con una fórmula mágica digna de un ejercicio esotérico.

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Muchos líderes de opinión nos dicen que hagamos ciertas acciones, hay infinidades de entradas en blogs, en espacios de texto y contenido que podemos encontrar en la red, seguramente muchas tienen mucha razón, pero todo depende del contenido y de la situación de cada persona, cada persona somos un mundo y diferentes, a veces incluso parecidos seguimos siendo diferentes.

Nos podemos decir, es hora de dejar de apresurarnos, que podamos conocer, que es urgente y que deja de serlo.

La cultura del bullicio, de lo urgente, del ajetreo nos está estresando, matando. Nos está lastimando más de lo que nos damos cuenta. Podemos decir que las 5 formas en que la cultura de lo urgente, del ajetreo nos está estresando, quemando, matando, etc.

1. La cultura de lo urgente, del ajetreo nos deja de permitirnos descansar como nos recomiendan.

Cuando las personas que podemos detectar que están detrás de lo urgente, de la cultura del bullicio nos alientan a seguir adelante y dar el 110%, nos lleva a un lugar donde el descanso ya nos deja de ser importante. Excepto que quizás podrían saber que el descanso es de vital importancia, incluso los micro descansos en los lugares de trabajo.

No podemos estar conectados todo el tiempo. Tenemos que encontrar tiempo para descansar.

Si lo dejamos de hacer, terminaremos quemados. Nos sentimos frustrados, estresados, enojados y amargados. Podríamos decir que esta deja de ser la vida que realmente queremos vivir.

2. La cultura delo urgente, del ajetreo nos anima a dejar de lado las relaciones significativas:

Cuando estamos apurados, como si estuviéramos persiguiendo nuestros objetivos, nuestros sueños todos los días, todo el día persiguiendo algo con urgencia, nuestras relaciones comienzan a sufrir, sean personales, profesionales. Vemos que sucede con demasiada frecuencia en el mundo del desarrollo personal, el liderazgo y en las organizaciones.

También perdemos el contacto con nuestros amigos y seres queridos. No podemos dejar que se nos escape y se nos pase el tiempo con esas personas. Toda la situación de estar en continua urgencia nos va a quitar tiempo de nuestras pasiones y vida laboral.

Y cada vez más vamos en alza en estas situaciones, de nuestro día a día…

Podemos dar un paso atrás. Detener lo urgente y el ajetreo para priorizar. Podemos pasar más tiempo con nuestros seres queridos. Podemos priorizar nuestro tiempo, las urgencias y para con ello nuestras relaciones.

  1. La cultura de lo urgente y del ajetreo nos puede hacer sentirnos culpables:

La cultura de lo urgente y del ajetreo nos puede hacernos sentir que estamos en un entorno tóxico también nos puede aumentar nuestra culpa.

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Por ejemplo, cada vez que nos paramos, para reírnos en el trabajo, incluso divertirnos un poco, nos podemos sentir en nuestro interior culpables por dejar de ser productivos, pero dichos momentos, a su vez, y a la larga nos pueden ayudar para que podamos ser más productivos. Podríamos estar agregando valor.

Podemos llegar a encontrarnos en un lugar oscuro. Dejando de disfrutar de lo que estamos haciendo. Podemos dejar que nos consuma por dentro. Dejamos de estar en un lugar saludable porque nos sentiríamos culpables por  dejar de disfrutar de las cosas que nos gustan, las películas, la música, la televisión y la música, incluso en el lugar de trabajo, porqué no es lo mismo disfrutar mientras trabajamos a estar trabajando a disgusto y estresados.

Nos podemos liberar de la cultura de lo urgente y del ajetreo que nos digan que “disfrutar” puede ser malo. Podemos divertirnos, pero quizás también podemos poner límites según el momento y la ocasión.

  1. La cultura de lo urgente y del ajetreo nos puede llegar a destruir nuestros límites:

Límites… Una palabra que podemos detestar pero que también entendemos que es una necesidad. Los límites nos dan pautas y nos ayudan a saber cuándo estamos desequilibrados.

La cultura de lo urgente, del ajetreo nos dice que destruyamos nuestros límites, a veces incluso estos límites pueden ser los saludables y establezcamos nuevos límites, los cuales pueden sernos peligrosos.

No hace mucho conocía el caso de una buena amistad que por culpa de ir corriendo todo el tiempo, por trabajo, tenía un amago de ictus, hablamos y decíamos ¿de qué sirve correr, si podemos desaparecer en cuestión de minutos, todo ese trabajo que estamos realizando, para qué nos servirá o ayudará a nuestros seres queridos si desaparecemos?

La cultura de lo urgente y del ajetreo nos dicen que trabajemos duro, con infinidad de horas, 10, 12 o incluso 14 horas al día es algo bueno. Este tipo de cultura tiene que ver con hacer las cosas de una manera más bien poco saludable.

No dejemos que la cultura de lo urgente, del ajetreo establezca límites peligrosos. No dejes que destruya nuestros límites saludables.

  1. La cultura de lo urgente del ajetreo deja de darnos lo que deseamos hacer:

Nos han alimentado con mentiras cuando se trata de la cultura de lo urgente. Se nos dice que si nos esforzamos lo suficiente, todos nuestros sueños se harán realidad. Tendremos éxito, tendremos suficiente y viviremos una gran vida, etc.

Mirando las vidas de muchos de los “vende humos” que han promovido el estilo de vida, podemos ver que tienen todo menos alegría, felicidad y vida plena, según que tipo de redes sociales, tipo Instagram aún vemos que los egos, lo de vidas casi ficticias, promoviendo estilos irreales. Vemos personas que se han atrincherado tanto que en su fondo se sienten infelices, frustrados etc. Porqué la otra cara, la real no la muestran, aunque si es cierto que según que colectivo, cada vez más muestran sus debilidades y expresan que no todo es oro lo que reluce.

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La prisa, lo urgente dejara de darnos lo que queremos. Podemos darnos una falsa sensación de lo que queremos, pero pronto se nos desvanecerá, cuando empezamos a ser realistas.

Tengamos cuidado de perseguir y estar todo el tiempo en modo urgente porque creemos que conseguiremos todo el tiempo lo que queremos y los objetivos, porqué a la larga, nos va a llevar una situación poco saludable ya sea en nuestro ámbito personal como profesional. A menudo haremos lo que realmente importa y dejaremos de lado lo que realmente deja de serlo.

Podríamos decir que siempre podemos encontrar algo mejor.

Siempre podremos decir que hay algo mejor que la cultura de lo urgente. Creemos que podríamos llamarlo cultura equilibrada.

Esta cultura es una que valora todo nuestro ser. Nos dice que el trabajo duro es genial, pero también lo son el descanso, las relaciones y todas las demás partes complicadas de nuestras vidas.

Dejemos de apresurarnos a ir a una tumba prematura, a una casa vacía o a la desesperación.

Establezcamos nuestros límites adecuados en torno a nuestro trabajo. Permitámonos tiempo para descansar y recuperarnos. Estemos allí para nuestros amigos y familiares.

Solo al establecer límites y dejar de lado la idea de que tenemos que apresurarnos, “urgentarnos” y ajetrearnos, comenzaremos a darnos cuenta que tenemos más de lo que pensábamos.

Dejemos de dejar que 2023 sea otro año de constante ajetreo sin cuidarnos de nosotros mismos y a los demás. No es necesario que estemos todo el tiempo corriendo, con urgencias, ajetreos, estrés todo el tiempo. Descansar y disfrutar de los momentos es lo más saludable que podemos hacer en muchos hábitos de vida.

Fuente: https://ricardlloria.wordpress.com/2023/02/13/5-maneras-en-que-la-cultura-de-lo-urgente-del-ajetreo-nos-esta-estresando/

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