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Decisiones

 Por Merce Roura

No hay filtros para la vida como en las redes sociales.

La realidad es cruda y se nos atraganta, a veces.

Podemos intentar maquillarla para hacerla más soportable o mirar a otro lado para no verla, pero acabamos tropezando con ella y teniendo que asumirla y vivirla.

Podemos mirar a otro lado y fingir que no duele, que no molesta, que no nos entusiasma pero, en el fondo, sabemos la verdad. No podemos evitar amar a quien amamos aunque la incertidumbre de no saber qué siente esa persona nos reconcoma por dentro y el deseo nos atrape. No podemos dissimular ante nosotros mismos el miedo de no saber cómo pagar las facturas, la decepción ante lo amigos y la rabia de no conseguir lo que anhelamos por más que luchemos a veces por ello.Anuncio publicitario

Podemos eludir afrontarlo pero va a estar ahí hasta que decidamos sentirlo y aprender a mirarlo de otro modo para poder transitarlo desde la paz y no solo encontrarle la lección pendiente sino poder transformar la situación, cuando esté en nuestra mano.

Cuanto más retrasamos el momento de aceptar la realidad, más duele, más cuesta, más tozuda se pone para que no tengamos más remedio que afrotarla y sentirla. Para que no nos quede otra que darnos cuenta de lo que pasa y tomar decisiones.

Decidir, a veces, duele inmensamente. Quizás porque cuando decides arrasas con lo que podría haber sido y quemas definitivamente las naves. Porque escoges camino. Porque tomas partido. Porque renuncias a algo que tal vez deseas porque ves que no puede ser y que, en esa deriva del no ser o no ser todavía, te está rompiendo la vida.

Decidir araña porque te supone ser sincero contigo, esa persona a la que siempre le mientes y le cuentas historias falsas para que aguante, para que siga tragando y se conforme con migajas. Porque te has acostumbrado a mendigar y todavía no te valoras suficiente como para creer que mereces algo mejor y más real.

Decidir asusta porque supone arriesgarse al error, a dejar de lado algo que a veces suena dulce y parece hermoso, a favor de algo que tal vez no encandila ni maravilla pero ya es real y se toca.

Otras veces, supone lo contrario. Dejar algo ya tangible, algo que puedes tomar con tu mano y consumir, probar y sentir ahora en pro de otra cosa que no sabes si llegará pero que es, sin duda, mejor para ti

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Es dejar lo que duele aunque se ame. Es a menudo soltar lo que se sueña para dejar un vacío que llenar con lo que realmente se necesita.

Y escoger incertidumbre por encima de certeza. Es abrazar la confianza en algo que todavía no existe. Es pensar en tu bien cuando el mundo te pide que te abandones, te rechaces y te dejes para luego.

A veces te pide que sueltes el pájaro en mano y esperes a esos ciento volando. Otras que te aferres a lo que puedes acariciar y dejes de imaginar quimeras y fantasías.

Al final, lo que importa es sentir qué deseas realmente y decidir si ese amor es lo suficientemente grande e importante para ti como para apostar por él aunque el miedo te coma las noches. Confiar en tu capacidad para encontrar la forma de pagar facturas… Ser tú ese mejor amigo que necesitas, dejar de pensar tanto en el sueño a conseguir y aprender a vivir en paz ahora antes de alcanzarlo…

Apostar por ti y creer que te mereces lo que deseas de una vez por todas.

No hay filtros para la vida. La realidad es más dura pero mucho más duradera. Hay cosas que no son por más que las desees y hay otras que solo con soñarlas ya existen.

No sabemos qué puede pasar nunca. No controlamos nada… Sin embargo, el primer paso siempre es aceptar. Observar qué sucede, abrazarlo como si fuera lo único posible, lo deseable, lo necesario y dejarse llevar mientras te escuchas y respiras… Mientras decides qué clase de persona quieres ser mientras caminas. Mientras te miras y te piensas mientras sientes el dolor acumulado y lloras el llanto pendiente… En ese momento, te das cuenta. Lo que eliges no es el camino de la izquierda o la derecha, te eliges a ti… Decides en qué camino te amas más y te tratas mejor.

Y sobre todo, decides estar contigo.

Podemos negar ante el mundo todo lo que nos pasa y nos remueve por dentro pero no podemos negarlo ante nosotros mismos. La pura necesidad de ser reconocido y comprendido hará que eso que evitamos sentir llame a nuestra puerta una y otra vez hasta que la abramos para asumir.

Fuente: https://mercerou.wordpress.com/2023/03/08/decisiones-2/

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