Hay ciertos días que parece que no pueden faltar en el calendario de toda persona.
Están los días en los que te levantas con ganas de comerte el mundo; los días en los que te da por quedarte en casa; los días donde te pillan todos los semáforos en rojo y los días en los que por muy optimista que seas, lo ves todo más negro que la mojama.
Ya sabes, esos días en los que a medida que pasan las horas te empiezan a entrar las dudas sobre si estarás haciendo lo correcto, si irás por el buen camino, o si los demás tienen razón y lo único que estás haciendo es perder el tiempo.
Esos días donde los objetivos que antes veías posibles y claros ahora empiezan a alejarse en el horizonte, y que por una razón que no acabas de entender muy bien ahora te parecen más borrosos que antes.
Esos días en los que sientes perder la motivación por segundos sin saber muy bien qué hacer o cómo detener su caída en picado.
Como te decía, todos, absolutamente todos tenemos el típico día de mierda.
Ese en el que tus proyectos, metas y planes dejan sitio al que parece convertirse en el objetivo prioritario del momento: que el día acabe cuanto antes y hacer como que nunca ha existido.
Estoy convencida de que tú también has tenido algún día negro de esos en el que tu motivación estaba por los suelos.
Y quizás, incluso no haga mucho.
Pero quiero que sepas que si por algo he escrito este post ha sido para ayudarte a entender cómo se crea la desmotivación.
O dicho en otras palabras, qué haces tú para desmotivarte y cómo puedes hacer para motivarte de nuevo y seguir con tu día como si nada hubiera pasado.
En qué consiste la motivación
Antes de pasar a explicarte a fondo en qué consiste la motivación, déjame decirte en qué no consiste, pues me parece un punto importante.
Y es que verás, mucha gente cree que la motivación consiste en estar siempre en un estado de positivismo absoluto donde nada te afecta en negativo y donde lo ves todo bien.
Pero nada más lejos de la realidad.
En la medida en que somos humanos, somos y seremos seres con predisposición para alegrarnos o entristecernos y para pasar por todo tipo de estados emocionales.
Al fin y al cabo, eso es lo que nos diferencia de otras especies.
Ahora bien, la cosa no está en estar siempre motivado o verlo todo de color de rosa, sino en saber salir tú mismo de ese estado de desmotivación y convertir tu día negro en uno más constructivo y de provecho.
Una vez aclarado en qué no consiste la motivación, paso a contarte 3 claves fundamentales que te harán cambiar el chip sobre la misma y ayudarte a convertirte en tu propio motivador personal.
Vamos allá.
2 Claves sobre cómo funciona la motivación
La motivación es una habilidad
La motivación no es una capacidad sino una habilidad, y como tal la puedes aprender, practicar, mejorar y llegar a convertir en todo un productivo hábito en tu vida que te ayude a alcanzar tus metas.
Cuando te desmotivas y lo ves todo negro no es porque no tengas la capacidad de motivarte sino porque no sabes cómo hacerlo.
Pero como comprenderás, poder y hacer son dos cosas distintas.
Que no sepas cómo motivarte no quiere decir que no lo puedas lograr. Es simplemente que no sabes cómo hacerlo.
Y eso, no sé a ti pero a mí siempre me ha parecido una muy buena noticia puesto que algo que no sabes hacer lo puedes aprender, mejorar e ir practicando en el tiempo.
Así que, que no te quepa duda de que motivarte es una habilidad.
La motivación es un resultado
Esta idea es clave para que a partir de ahora puedas convertirte en tu propio motivador personal y en todo un experto dándole la vuelta al típico día negro.
Y es que verás, cuando tienes un día así y sientes que tu motivación está por los suelos o la has perdido directamente, lo ves como algo ajeno a ti.
Es decir, sientes que en tu día han sucedido una serie de cosas y son esas cosas las que han hecho que tu motivación salga por patas.
Pero la motivación no funciona así.
Es un resultado.
Pero no de lo que pasa en tu día o de las circunstancias externas.
Es un resultado de lo que pasa en tu cabeza.
Ejemplo práctico sobre cómo funciona la motivación
Te voy a poner un ejemplo para que entiendas todo esto mejor.
Imagínate que entre tus objetivos del día estaban mandar una serie de emails, empezar a redactar una propuesta importante y salir a hacer deporte.
Después de desayunar vas a tu ordenador y abres el correo.
De repente recibes un email con una propuesta que mandaste hace unos meses sobre un proyecto que iba a ser una gran oportunidad para ti.
Resulta que tu propuesta ha sido denegada.
En ese momento todas las oportunidades y posibilidades que te habías imaginado en tu cabeza gracias a ese proyecto se empiezan a desmoronar como un castillo de naipes.
Sigues leyendo tu correo. Pero algo dentro de ti ha cambiado. La alegría que sentías antes del café ha desaparecido.
Ahora lo único que sientes es una sensación de vacío en el estómago y te parece incluso hasta oír el ruido de tus metas y proyectos alejándose.
“Pffff… esto es muy difícil…’. ‘No avanzo’. ‘Así no voy a ningún lado…’. ¿Y si a lo mejor todo este proyecto no le interesa a nadie? ¿Y si estoy perdiendo el tiempo?”
Y de repente esta apretada agenda que te habías montado para el día de hoy parece esfumarse por segundos.
Ya no tienes ganas de hacer deporte, y mucho menos de redactar una nueva propuesta.
De repente te sientes derrotado, desganado, vencido. Sin fuerzas de hacer nada más.
¿Significa eso que has perdido la motivación? Para nada.
Significa que la interpretación que le has dado a ese no en tu cabeza ha hecho que empieces a imaginarte una cascada de escenarios y situaciones donde también te iban a decir que no o donde te iba a salir todo mal.
Significa que esa lectura que has hecho ha provocado una serie de pensamientos, los cuales te han producido una serie de sensaciones corporales a las que tú etiquetas con el nombre de alguna emoción.
Y todo eso a su vez ha hecho que a la hora de tomar una decisión entre si ir a correr o no, hayas decidido quedarte en casa tirado en el sofá, abatido, derrotado y esperando como agua de mayo que el día pase cuanto antes.
Ya lo ves.
Un día lleno de planes y objetivos convertido en uno negro y totalmente desaprovechado en cuanto a tu meta final.
Ahora bien.
- ¿Qué hubiera pasado si a ese no le hubieras dado un significado diferente?
- ¿Qué pasaría si en vez de interpretarlo como un rechazo lo hubieras visto como un reto?
- ¿O como una valiosa información que te sirve para seguir formándote y sabiendo un poco más que ayer?
De haber hecho otra interpretación, ¿crees que el resto del día hubiera sido el mismo?
Seguramente no.
¿Por qué?
Porque como te decía, la motivación es el resultado de la interpretación que haces en tu cabeza, de la película que te montas, como suelo llamarlo yo.
Y si ese no tú lo interpretas como un fracaso, esa será la película que empezarás a proyectar en tu cabeza y no otra.
Tu motivación depende de ti
Como puedes ver lo que te estoy contando se reduce a una sola idea: tu motivación depende de ti.
Y cuando digo que depende de ti no me refiero tanto a lo que te sucede, sino a lo que haces con lo que te sucede, a cómo lo interpretas.
Déjame preguntarte una cosa:
¿Qué hace que una buena noticia sea buena?
Porque que yo sepa las buenas noticias no vienen con letreros luminosos que digan: ‘hola, soy una buena noticia para ti’.
¿Qué las convierte en buenas?
Exacto.
La interpretación que tú le das a esa noticia.
Pues con los resultados que no esperabas sucede lo mismo.
Recibir una negativa no es malo per sé.
El hecho es el que es.
Lo que la convierte en mala noticia es la interpretación que haces de ese hecho al darle la etiqueta de fracaso.
Por tanto de lo que se trata, no es de cómo hacer para que todos los días sean motivantes donde te sientas con ganas de comerte el mundo.
De lo que se trata es de saber qué puedes empezar a hacer para disparar tu motivación.
Disipar las nubes negras y convertir tus ganas de meterte en la cama en ganas de seguir adelante.
Y cómo hacer eso es precisamente lo que te voy a contar ahora.
3 Cosas que puedes empezar a hacer para disparar tu motivación
Formúlate LA PREGUNTA del millón
Sí, así, en letras grandes.
Una de las claves que a mí más me han funcionado a la hora de convertirme en mi propia motivadora personal y dirigirme a mis metas ha sido plantearme esta pregunta:
¿Yo, cómo podría?
La importancia de esta pregunta radica precisamente en no picar el anzuelo de la primera interpretación que hagas en tu cabeza sobre algo.
Sería algo así como cuando estás jugando a las cartas y sigues robando de la baraja hasta que das con aquella que más te conviene para tu jugada.
Pues esto es lo mismo.
Si recibes un no de alguien, en vez de quedarte con la primera interpretación de ‘nunca lo lograré’, lo que haces es que sigues ‘robando cartas’ y preguntándote que de qué otra forma podrías interpretar ese no.
Y así te vas construyendo una lista de opciones.
Fíjate que podrías interpretar ese no como una ocasión perfecta para preguntarles cuál ha sido el motivo de su respuesta y poder mejorar tú.
También te lo podrías tomar como un aprendizaje de la gestión del no, habilidad por cierto fundamental sobre todo si eres emprendedor.
A medida que te formulas esa pregunta de ¿cómo podría? y vas creando nuevas interpretaciones, observa el efecto que esa lectura tiene en tus sensaciones corporales.
Ten por seguro que tu cuerpo reacciona a todo lo que se pasa por tu mente.
Por lo tanto te será muy fácil adivinar qué interpretación te es más útil a la hora de impedir que tu motivación siga bajando.
Sal a la calle y date un paseo
Así de tonto pero así de efectivo.
Ni siquiera hace falta que te pongas a correr 10km o que vayas al gimnasio a hacer todo lo
que no has hecho el mes anterior.
Sal a la calle.
“No, pero es que justo hoy no tengo tiempo y más ahora con este email…”
Mejor me lo pones.
Sal a la calle.
Toma distancia.
Por supuesto que tu película mental se va a ir contigo.
Pero el hecho de cambiar de ambiente, de cambiar el contexto y caminar hará que tengas otros estímulos y que vuelvas a casa con otro ánimo.
Recuerda que el objetivo es hacer cualquier cosa constructiva para cambiar el resultado de esa película mental que te estás imaginando.
Y poner el cuerpo a funcionar físicamente hará un buen trabajo al respecto.
No es suficiente, pero te ayudará un montón.
Quita las comparaciones de tu ecuación mental
Una de las cosas que más contribuyen a que conviertas tu día en un día negro son las comparaciones que HACES en tu cabeza (recalco el haces para que sigas dándote cuenta de que la desmotivación es algo que haces, y no algo que se presenta así como así).
Cuando tienes el típico día negro lo que haces es avivar en tu cabeza cualquier pensamiento que contribuya a generar ese estado de desmotivación y malestar.
Y claro, te empiezas a comparar con todos.
Pero no con cualquiera, no.
Solo con aquellos que tienen éxito, aquellos a las que las cosas les van bien.
Aquellos que ‘lo petan’ en las redes sociales.
Y claro, así cualquiera.
Así que si quieres disparar tu motivación y sentir que tienes las riendas de cómo te quiere sentir, elimina todas aquellas comparaciones que te hagan polvo de tu ecuación mental.
Además piensa una cosa:
Que esas comparaciones las estás haciendo en base a lo que ves desde fuera, que por lo general suele ser bastante poco.
Como te dije al principio, nadie está exento de sentirse mal o derrotado a veces porque todos somos humanos.
Así que ojito con las comparaciones que haces y si las haces, no idealices.
Es más, recuerda estas palabras la próxima vez que lo hagas, porque te darás cuenta de que en el mismo momento en que dejas de idealizar, dejarás de compararte con los demás.
Sé agradecido
¿De verdad que no ha habido nada en el día de hoy que no haya merecido la pena la alegría?
Si respondes que no, déjame que te reformule la pregunta: ¿no lo ha habido o no lo estás sabiendo ver?
Porque que yo sepa, son dos cosas distintas (¿o no te ha pasado nunca de estar buscando las llaves y tenerlas en frente de tus narices?).
Reemplaza la misma habilidad que has tenido hasta ahora para crear todo tipo de pensamientos destructivos y catastrofistas por la habilidad de crearte unos pensamientos más constructivos e inspiradores.
Y para ello una de las mejores claves que conozco es la de ser agradecido. Funciona genial y lo mejor es que funciona al instante.
Ni siquiera tienes que pensar en por qué razones das gracias (aunque podrías). Lo único que tienes que hacer es mirar a tu alrededor.
Yo en concreto esto lo suelo hacer bastante. Cuando me siento agobiada o un poco de bajón, miro a mí alrededor.
Miro mi casa, que aunque es de alquiler yo la siento como mía. Miro el barrio en el que vivo y que tanto me gusta.
Miro hacia arriba. Miro a los lados. No pienso. Simplemente miro. Y es entonces cuando me siento profundamente agradecida.
Sé que puede sonar muy zen, pero no es el rollo que quiero transmitir.
Lo único que te digo es que cuando empieces a notar que tu película mental te empieza a arrastrar con ella, dejes de pensar por un momento. Y que solo te limites a observar.
Verás cómo te cambia la sensación al instante.
Conclusión
La próxima vez que creas que estás teniendo el dichoso día negro donde tienes tu motivación por los suelos y parezca que todo te salga al revés, quiero que te acuerdes del post que acabas de leer.
Como te he explicado, la motivación no es algo que se pierde, sino que es el resultado de la película que te montas en tu cabeza.
La próxima vez que te sientas con el ánimo por los suelos, me gustaría que en vez de quedarte con los primeros pensamientos que se te vienen a la mente, sigas pensando qué otros significados podrías darle a lo que te sucede.
En la medida que ese significado sea más benévolo y constructivo, serás capaz de mantener tu motivación a flote sin sentir que pierdes el control de la misma, y hacer de tu día un día de provecho con respecto a tus metas.
Si te ha gustado lo que acabas de leer y te gustaría profundizar en ello y convertirte de una vez por todas en tu propio motivador personal, tengo algo que te va a interesar.
Se trata de mi curso ‘Aprende a motivarte paso a paso’, con el que aprenderás de forma práctica y creativa a diseñarte tu propio plan de motivación para dirigirte a tus metas y recuperar así la ilusión y confianza tanto en ti como en tus proyectos.
No dejes de aprovechar la oportunidad de convertirte en un verdadero experto de tu motivación para dirigir tus pensamientos, emociones y resultados en la misma dirección que tus metas.
Fuente https://www.abcoach.es/motivacion-personal/