Como desarrollar una mentalidad de innovación

La innovación es el proceso de convertir ideas en «algo» (solución, producto o proceso) que genere valor para el mundo y la sociedad de forma sostenible.

¿Por qué innovar?

En los últimos años nadie parece poner en duda que hay que innovar ni que la capacidad de innovar se ha convertido en uno de los grandes activos de las compañías líderes de hoy. Eso es lo que dice la teoría. Otra cosa es lo que muestra la práctica, donde solo algunas la han convertido en su estrategia fundamental para ocupar posiciones relevantes en un mundo tremendamente rápido y cambiante, donde no se puede dar casi nada por sentado y quedarse quieto, donde seguir haciendo lo mismo, suele significar, debido a la gran presión del entorno, estar fuera y, antes o después, desaparecer.

En este contexto, la importancia estratégica de la innovación ha ido creciendo significativamente a través de los años y se ha convertido en un factor imprescindible de competitividad y notoriedad para cualquier organización.

Además, las organizaciones no son las únicas que buscan innovar para ser más competitivas. Crear y fomentar nuevas ideas que cambien la forma de hacer las cosas, es también una inyección positiva para el desarrollo de las personas. Las amantes del progreso no añoran el pasado y tienen visión de futuro porque saben que lo nuevo siempre está por llegar.

Son muchos los motivos que se pueden exponer para justificar la importancia de acometer actividades o proyectos de innovación:

Es muy importante remarcar que para innovar no es necesario que la organización o la persona dispongan de una gran cantidad de recursos económicos, ya que la innovación no está relacionada, exclusivamente, con hacer grandes inversiones ni con conseguir nuevos productos. También se puede innovar descubriendo nuevas formas de hacer las cosas, modificando modelos de negocio, procesos o estrategias comerciales y adaptándose para obtener mejores productos y servicios.

No innovar es asumir un gran riesgo, con el peligro de que la organización se vuelva irrelevante en el mercado y desaparezca. No es un gasto, es una inversión. Y algo innegable para el desarrollo de las organizaciones y personas, actuales y del futuro.

Cambio de actitud y mentalidad

Para que la innovación surja debe producirse y potenciarse una actitud creativa o innovadora en las personas implicadas, con independencia de a qué se dediquen, formada por el conjunto de habilidades necesarias para afrontar con éxito un proceso de innovación y, fundamental, por la disposición para hacerlo. La mentalidad innovadora se desarrolla o se reaprende. De hecho, muchas de las características que la componen están disponibles desde la niñez.

Todos podemos y debemos ser creativos e innovadores y se debe conseguir que el mayor número posible de personas lo sean, mediante modelos de liderazgo cohesivos, motivadores e inclusivos, que conviertan a los empleados en emprendedores, y no dejar la innovación en manos de unos pocos (p.e., los de I+D+i).

Esa actitud, ese estado interno es lo que llamamos mentalidad innovadora: estar dispuestos a solucionar las trabas individuales, grupales y organizacionales, a cuestionar lo establecido, a asumir riesgos, a convertir ideas en problemas y, escalando, en soluciones, y a crear redes de colaboración para alcanzar resultados extraordinarios.

El proceso de la innovación

Esta mentalidad es el germen de cualquier éxito personal y/o organizacional, permite abordar cualquier problema detectado y debe ser perseguida con ahínco para que sea una realidad. Porque, a menudo, una estrategia de innovación no avanza porque la mentalidad de las personas involucradas (desde la alta dirección hasta el nivel inferior) no está dispuesta y/o preparada para ello.

Para fomentar una mentalidad de innovación en una organización hay que seguir varios pasos clave:

Disponer de una visión clara e inspiradora de la innovación en la organización que se plasme en una planificación estratégica 100% centrada en ella. La innovación se cuida y se fomenta porque está considerada como un pilar que permite el crecimiento de la empresa. Las organizaciones que innovan lo hacen porque son conscientes de que su compromiso con la innovación está vinculado a su compromiso con los resultados. Y, ya que la información aporta significado a la situación y ayuda a orientar el comportamiento, esta visión debe ser conocida y compartida por todos sus miembros.

Implantar un modelo de liderazgo cohesivo y resonante, orientado a la acción, que involucre a todos y fomente la innovación en la organización, alineando la estrategia, objetivos y retribución con la cultura y prácticas de innovación. Los líderes que conocen la evolución del entorno que los rodea y saben qué está sucediendo en la organización, quieren lograr resultados y se comprometen a realizar cambios profundos.

Establecer una cultura de experimentación y riesgo calculado en el desarrollo de nuevos productos, servicios… Es importante que los empleados se sientan seguros y cómodos experimentando con la renovación, planteando problemas, probando cosas nuevas, dando visibilidad a los resultados, compartiendo experiencias, perseverando y aprendiendo de sus errores, incluso si no tienen éxito inmediato. Esto se puede lograr mediante la eliminación de barreras burocráticas y la promoción de un ambiente de aprendizaje continuo.

Animar el pensamiento crítico y la creatividad: La innovación implica pisar caminos inexplorados y para ello hay que promover un ambiente en el que los empleados se diviertan y se sientan libres para imaginar y expresar sus ideas y pensamientos, facilitándoles la oportunidad de desarrollar sus habilidades creativas.

Las personas que trabajan en organizaciones que impulsan el aprendizaje son curiosas, están dispuestas a experimentar y abiertas a cualquier idea potencial, a identificar patrones y relaciones entre ellas, y a asimilarlo todo junto para llegar a una situación que sea mejor que la ya existente.

Proporcionar herramientas y recursos para ayudar a los empleados a generar ideas y llevarlas a cabo. Esto incluye el tiempo, el dinero y los recursos necesarios, materiales y humanos, para desarrollar e implementar nuevas ideas a través de proyectos de innovación.

Utilizar metodologías que facilitan los procesos de innovación (Design Thinking, Scrum, Canvas, Lean…) ayuda a su implantación al ofrecer procesos ordenados para la generación de soluciones innovadoras.

Asignar responsabilidades específicas para la innovación: Reunir a un selecto equipo de profesionales, que cuestionen los conceptos y prácticas de negocio existentes, darles la misión de fomentar la cultura innovadora y asegurarse de que tengan la capacidad y la oportunidad para implicar a toda la organización en el desarrollo de nuevas ideas.

El equipo debe ser multifuncional y multi-jerárquico: personas con diferentes habilidades, experiencia, roles y responsabilidades.

Crear un proceso de seguimiento y retroalimentación para medir y mejorar el progreso y el éxito de las iniciativas de innovación, estableciendo los objetivos a alcanzar, métodos y herramientas a utilizar, planes de acción, responsables, métricas e indicadores de desempeño a medir. Esto permitirá conocer y comprender qué está funcionando y qué no, y a asegurar el correcto alineamiento con la estrategia y objetivos de la organización.

Reconocer y recompensar el pensamiento innovador y el éxito en la implementación de nuevas ideas fomenta una cultura en la que la innovación sea valorada y respetada.

Asegurar la colaboración y la comunicación efectiva entre diferentes departamentos y niveles jerárquicos en la empresa, creando espacios para las emociones y explicando con sinceridad lo que el cambio supone. Promover la colaboración entre los empleados y diferentes departamentos para ampliar la perspectiva, aprovechar sinergias y generar nuevas ideas y soluciones. Acabar con los compartimentos estancos y las soluciones parciales.

Fomentar la colaboración con proveedores, clientes y socios también potencia la mentalidad de innovación. Estas colaboraciones externas ayudan a ver las cosas de otro modo, enriquecer las ideas, visualizar cuellos de botella, modificar procesos, generar soluciones disruptivas…

Potenciar la diversidad y la inclusión para aprovechar las perspectivas y las ideas de todos los empleados. Esto ayuda en gran medida a disponer de una variedad de perspectivas y a ser más creativos e innovadores. ¡Diversidad y heterogeneidad son palabras obligatorias!

Proporcionar oportunidades de capacitación y desarrollo. Para construir una base sobre la que innovar, hay que estar al día con las herramientas y tecnologías actuales aplicables a tu innovación. Hay que aprovechar que muchas personas quieren aprender más, desarrollar nuevas habilidades y seguir siendo competitivas profesionalmente y ofrecerles formación y programas de desarrollo para mejorar sus habilidades de innovación y mantenerlas actualizadas con las últimas tendencias y tecnologías.

Ahora, reflexiona y evalúa dónde os encontráis tú y tu organización y decide qué debes hacer para crear y/o desarrollar una auténtica mentalidad de innovación en tu compañía.

Y si no quieres estar solo en este camino, y te gustaría disponer de compañeros de viaje, contacta con nosotros. Seguro que, entre todos, veremos la mejor forma de afrontar el reto y llegar a donde te propongas.

Fuente:https://medioenseriomedioenbroma.com/2023/02/07/como-desarrollar-una-mentalidad-de-innovacion/