«La salud mental empeora porque se trata a las personas como medios para conseguir cosas»

por Carmen Tapia

Tiene casi dos millones de seguidores en Instagram y más de 250.000 en Youtube. El médico especialista en cirugía general Mario Alonso Puig lleva más de veinte años impartiendo cursos, conferencias y dando apoyo a los directivos para potenciar las capacidades de los grupos de trabajo. El 16 de noviembre dará la conferencia Descubre de lo que eres capaz en el Nuevo Recreo Industrial en León invitado por Satse en una conferencia exclusiva para personal de enfermería y fisioterapia. «Poco antes de la pandemia empecé a recibir peticiones de ayuda y vi que el mejor camino era a través de las redes sociales.

La salud es un mundo de excepcional complejidad, no solamente porque los profesionales se encuentran con situaciones tremendas y a veces con poco reconocimiento y apoyo de la sociedad. Conectar con la esencia, el verdadero ser de la profesión, es lo que les va a permitir mantener la ilusión, la serenidad y la confianza en momentos de dificultad. Si ante las dificultades exteriores nos dejamos desanimar, perdemos la ilusión y la motivación, lejos de ayudarme a ejercer mi profesión lo que va a hacer es dificultad que yo pueda ejercer la profesión e incluso pueda dañar mi salud.

—¿Es qué se está notando este desgaste ahora mismo?

—Se nota en una desmotivación, un cansancio muy grande, falta de ilusión que puede incluso generar un estado de apatía, el conocidísimo Burnout. Los profesionales de la salud, como es lógico, son seres humanos que también son sensibles a la presión y al desgaste. Hay personas que creen que no se ponen enfermos.

—¿El personal sanitario es reticente a reconocer que necesita ayuda porque es como reconocer una debilidad en una profesión que debería ser la fortaleza del sistema?

—Exacto. parece que hay que mostrar una fortaleza porque tienen que ocuparse de otras personas, como que no tuvieran el derecho a decir que no se encuentran bien. Necesitan el mismo reconocimiento y el mismo apoyo que cualquier otro ser humano.

—¿Se autocensuran?

—Si recordamos la situación previa a la pandemia, ya en España había un porcentaje enorme de personas que consumían ansiolíticos y antidepresivos, pero lo llevaban de una manera oculta, como con vergüenza. Después de la pandemia se han empezado a hablar de manera abierta. No es que los profesionales sanitarios se autocensuren, es que la sociedad, en su conjunto, no ha visto con buenos ojos que una persona pida ayuda al campo de la psicología, psicoterapia y psiquiatría, y esto no sólo se aplica a la sociedad en su conjunto, que ahora parece que está más abierta, sino que se intensifica en la población médica.

—¿Cómo ha sido ese paso vital de los primeros momentos de la pandemia, con el reconocimiento y los aplausos, a la normalidad y la falta de recursos?

—Los profesionales recibieron con gratitud los aplausos a las ocho de la tarde, pero sin creerse que eran héroes, que es una palabra que rechazaron siempre. Su trabajo es su vocación. Ya nos podemos imaginar el desconcierto de estos profesionales, cuando pasada esa situación en la que se dejaron la piel, empiezan a ver lo olvidadizos que somos los seres humanos e incluso hay que poner en los centros de salud protección porque llegan incluso a golpearles. No es fácil llevarlo bien. Yo tuve un profesor en EE UU que decía que en la vida no se consiguen las cosas con deseos, se consiguen con inversiones. Si no hay una voluntad clara y decidida de escuchar lo que necesitan estos profesionales, se van a sentir muy solos. La soledad no sólo es no tener amigos ni familiares, también es no sentirse comprendido, no sentir que hay un interés por conocer lo que realmente necesitas.

—Fuera del ámbito sanitario ¿Cómo definiría el estado mental de la sociedad en general?

—España es un país extraordinario. Por mi trabajo he viajado por muchos lugares y digo con convicción que no he encontrado en ningún sitio un país como España, con la calidad de sus gentes, la seguridad, paisajes, clima, gastronomía… me parece un país muy completo, un país que tiene muchas cosas buenas y muchas que mejorar. Por ejemplo, somos una sociedad que tiende más a enfocarse en lo que está mal que en lo que está bien, minusvaloramos lo que tenemos, nos criticarnos los unos a los otros y todo esto, lógicamente, no ayuda.

—¿Qué es lo que falla para que se quiebre esa solidaridad?

—Esta sociedad está perdiendo de una forma rápida valores como la generosidad, el respeto, la concordia, la solidaridad, el esfuerzo, el compromiso, la compasión y la capacidad de perdón. Cuanto más se distancia una sociedad de sus valores más enferma está. Si sólo pienso en mí no voy a contribuir para nada a la construcción de una sociedad adecuada. Estamos viendo una desaparición de los valores, que lleva a una deshumanización de la sociedad. Si una sociedad se deshumaniza aparecen un montón de problemas psicológicos, de relaciones y de todo tipo. Nuestra sociedad, desde un punto de vista científico y tecnológico, ha progresado de una manera excepcional, pero desde un punto de vista más humano tenemos mucho que aprender.

El origen más profundo es una enorme pérdida de valores y una gran deshumanización. No vemos a las personas como fines sino como medios para conseguir cosas. Todo esto tiene una repercusión en la salud mental de las personas porque el ser humano es un ser de encuentro. Si una persona no es generosa, respetuosa, compasiva y no perdona no puede favorecer la colaboración. Hay muchas personas que están enfermando mentalmente porque viven un caos interno fruto de no ver una referencia que para ellos tenga sentido.

—Pues parece que lo que triunfa en esta sociedad es precisamente ese perfil de persona que favorece la crispación y el enfrentamiento.

—Hay que hablar de la definición de triunfo. El triunfo no sólo es el logro, el poder, la fama, la fortuna. El triunfo también es cómo estas tú por dentro. Me gustaría encontrar una sola persona que esté movida exclusivamente por las ansias de poder, de fama y fortuna y que sea feliz. No la voy a encontrar. Encontré que disfruta de una posición económica, que tiene lujos, pero por dentro estará vacía porque solo le importa el poder, la fama y la fortuna. Tendrán el bienestar que colma los sentidos, pero no el gozo que colma el corazón. Aparecen con una gran sonrisa y parecen felices, pero no lo son. No estoy diciendo que querer disfrutar de una situación económica sea malo, pero si esa es la única motivación, estará dispuesto a perder la conexión con sus seres queridos y la salud.

—¿Qué herramientas tienen los profesionales sanitarios para conectarse con su esencia, como decía al principio?

—En la vida, para hacer cambios necesitamos aspiración, algo que nos ilusione, una estrategia y entrenamiento. Es fundamental entrenarse, como todo en la vida. Cuando está en juego nuestro estado de ánimo y las repercusiones en la vida persona y profesional merece la pena.

Fuentehttps://www.diariodeleon.es/articulo/sociedad/salud-mental-empeora-porque-trata-personas-como-medios-conseguir-cosas/202311040233172391678.html