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¿Es recomendable que los hijos trabajen con sus padres?

Por Josep Tàpies

Los deseos forman una parte fundamental del modo de vida y, sobre todo, de la continuidad de la empresa familiar. Van ligados a lo más profundo de la experiencia emocional y expresan la esencia del sistema de valores de cada uno. Pero, lo que más les caracteriza es que son incontrolables. Se escapan a la razón y ceden ante la presión. Es por ello que a veces en las empresas familiares surge el conflicto entre padres e hijos cuyos deseos no concuerdan.

Os recomiendo leer una columna de opinión en la cual, mi buen amigo, el profesor Jon Martinez habla sobre dos puntos de vista muy importantes en cada empresa familiar:

  • ¿Qué desean los padres al invitar a sus hijos a trabajar con ellos?
  • ¿Qué desean los hijos al trabajar con sus padres?

¿Es recomendable que hijos trabajen con sus padres?

Jon Martínez

Profesor del ESE Business School, U. de los Andes

Las empresas familiares más comunes en el mundo son aquellas de primera y segunda generación. Por ello, la relación de trabajo familiar más habitual es la de un padre o madre con su hijo o hija. Más allá de si los hijos reúnen los requisitos o no para trabajar en la empresa familiar, la pregunta que nos interesa aquí es si esto es bueno o no, tanto para los hijos como para los padres.

¿Qué desean los padres al invitar a sus hijos a trabajar con ellos? Los estudios realizados a numerosos padres, aunque éstos no lo admitan abiertamente, indican que ellos buscan acuerdo e identificación con sus hijos, respeto y aceptación de la autoridad paterna, aprecio, admiración, que se sientan orgullosos de los logros de los padres, y que continúen el legado de la empresa, con sus valores y enfoque de negocios.

Al revés, ¿qué desean los hijos al trabajar con sus padres? Estudios con muchos hijos muestran que éstos buscan, fundamentalmente, dos cosas: apoyo para su crecimiento personal y lograr que sus padres se sientan orgullosos de ellos.

Todos los padres e hijos que trabajan juntos saben que muchas veces la relación no es fácil. Por mucho que se quieran y admiren mutuamente, muchas veces las relaciones no son muy compatibles. Y sin embargo, la mayoría de los padres fundadores o líderes de empresas familiares anhelan que sus hijos continúen su legado y tomen algún día el relevo.

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¿De qué depende la compatibilidad? He llegado a la conclusión que ella depende, en buena medida, de la aceptación del padre (o madre) de que su hijo (o hija) pueda ser diferente a él o ella. Cuando padres exitosos desean que sus hijos sean como ellos y sigan exactamente sus pasos, la frustración puede ser grande. Los sicólogos han estudiado que cuando el hijo mayor es hombre y su padre quiere que sea un clon de él como sucesor (caso muy típico), la decepción es muy probable, porque los primogénitos hombres suelen ser más parecidos en personalidad y carácter a su madre, o al menos tienen más afinidad con ella. En cambio, la hija mayor suele tener más parecido y afinidad con el padre. Con el segundo hijo o hija suele suceder lo contrario, y se restablece el equilibrio en la

familia. Sexos opuestos se atraen, parece ser la explicación, y estas relaciones se generan en los primeros años de vida. En consecuencia, la compatibilidad de caracteres y personalidades depende del sexo o género del hijo y del orden de nacimiento, entre otras cosas.

Pero también depende de las etapas en la vida de los padres y de los hijos. En su tesis doctoral en Harvard, John Davis concluyó que, en ciertas etapas vitales, las relaciones entre padres e hijos eran mejores y en otras, peores. Luego de investigar los ciclos de vida de 89 parejas de padres e hijos, descubrió que, por ejemplo, cuando los padres tienen entre 40 y 50 años, y sus hijos entre 15 y 25, las relaciones entre ambos son difíciles. Los padres están en la “transición de la mediana edad”, y los hijos están tratando de separarse de su familia y establecer sus identidades. Esta etapa puede extenderse un poco más hoy en día, tal vez hasta los 55 de los padres y 30 de los hijos. Está perfectamente caracterizada en la famosa canción “Father and Son”, del inolvidable Cat Stevens. Cuando padres e hijos pasan esas etapas vitales, las relaciones entre ambos tienden a mejorar mucho. Luego, entre los 60 y 70 de los padres, y 35 y 45 de los hijos, vuelven a aparecer las turbulencias, porque se acerca la hora de entrega del bastón de mando por parte del padre, y los hijos “piden pista” y oportunidades de gestionar y liderar la empresa.

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No obstante todo lo anterior, y respondiendo directamente la pregunta que da origen a esta columna, yo sí recomiendo que padres e hijos trabajen juntos, pero teniendo muy presente los temas que hemos comentado más arriba. Además, el ingreso a la empresa de un hijo con experiencia fuera, una abundante comunicación directa entre ellos, y el tenerse respeto y confianza, son fundamentales para una relación fructífera.

Fuente: http://blog.iese.edu/empresafamiliar/2013/es-recomendable-que-hijos-trabajen-con-sus-padres/

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