La pandemia de coronavirus ha cambiado numerosos aspectos de nuestra vida, trastocando la situación sanitaria, la economía o incluso las relaciones sociales. Las medidas de distanciamiento social y una reconversión hacia el teletrabajo han causado que muchas personas pasen más tiempo en su hogar, con todo lo que ello implica.
La recuperación en forma de K supone que algunos sacarán partido de manera claramente positiva cuando la economía vuelva a levantarse, mientras que otros saldrán notablemente perjudicados.
Los negocios orientados al consumo en el hogar han crecido enormemente en los últimos meses. Sectores como las plataformas de streaming (como Netflix, Disney+ o HBO), la venta online (como Amazon) o incluso el food delivery (comida a domicilio, como Glovo o Just Eat) han aprovechado estos cambios en el consumidor para mejorar su facturación. A modo de ejemplo, según datos de la consultora NPD, el envío de comida a domicilio ha pasado de ser un 3-4% de las ventas del sector de restauración a ser un 8%.Pero la pandemia COVID-19 ha propiciado una reconversión tecnológica que llega mucho más allá. Muchos negocios tradicionales han tenido que reconvertirse a marchas forzadas o tendrán que hacerlo en los próximos tiempos. ¿Cómo lo están haciendo en la actualidad? ¿Qué necesitan para ponerse en marcha?
España es un país donde predominan las pequeñas y medianas empresas. Las pymes suponen el 99,8% de las empresas y un 66% del empleo, según los datos del Ministerio de Industria. A priori, supone un hándicap a la hora de iniciar o reforzar un proyecto de digitalización. Las pequeñas empresas tienen, en principio, mayores dificultades para vender online que las grandes, o a la hora de competir con gigantes como Amazon o El Corte Inglés.
Sin embargo, también hay que destacar que España es uno de los países más avanzados en cuanto a la disponibilidad de banda ancha. Más del 90% de los hogares tienen acceso a internet, y de estos, el 99,7% lo hace a través de banda ancha.
Esta posibilidad sencilla de acceso a internet abre grandes posibilidades para cualquier empresa a la hora de vender: tienen un gran mercado de consumidores, que pueden adquirir sus productos 24 horas al día y 365 días al año. Y también a la hora de exponer su mercancía, ya que disponen de la infraestructura necesaria, y «simplemente» tienen que poner el escaparate virtual en marcha.
Según la encuesta realizada por el proveedor de Internet GoDaddy, solo un 48% de las pymes españolas cuentan con página web. Aunque otros estudios lo rebajan todavía más a aproximadamente un 25%, es decir, una de cada cuatro.Si consideramos las pequeñas y medianas empresas que disponen no solo de página web, sino también de tienda online para vender sus productos, el porcentaje se reduce todavía más, ya que únicamente alrededor de un 10% de pymes cuentan con tienda online.
Muchas pymes cuentan con recursos escasos, tanto de dinero como de personal; es difícil dedicar tiempo o efectivo a la digitalización de la empresa cuando hay que enfocar todos los esfuerzos en otras áreas. Algunas posibilidades son:
El auge de este tipo de soluciones ha favorecido que exista una mayor oferta de empresas y profesionales dedicados al desarrollo de tiendas online por un precio relativamente asequible. Si hace años, montar una versión básica podía costar 6.000 euros o incluso más, hoy en día se puede tener funcionando una tienda online con una buena estructura y un aspecto muy profesional por entre 1.000 y 2.000 euros.
También hay que tener en cuenta que la puesta en marcha y mantenimiento de una tienda online requerirá tiempo (que podrán dedicar los empleados actuales, o no). Y que se necesita realizar un esfuerzo de posicionamiento en los buscadores para que los clientes lleguen a ella, lo que supone cierta inversión en tiempo y dinero en SEO o en SEM (mediante una agencia de publicidad o a través de las plataformas de publicidad como Facebook Ads o Google Ads, etcétera).
Para muchas pymes puede suponer una buena solución intermedia vender sus productos mediante plataformas de terceros. Se puede poner en marcha de manera más o menos sencilla y sin grandes complicaciones operativas vendiendo a través de Amazon o AliExpress, por ejemplo, aunque también supone algún tiempo dedicado al mantenimiento. Como ventajas, que la propia página pone la infraestructura y los costes son variables (las comisiones que se llevan en cada venta).También han surgido en los últimos meses diversas iniciativas promoviendo el «ecommerce de proximidad» (comercio electrónico de proximidad), para impulsar las ventas online en los comercios locales, como la toledana Bolozon o Mondas Market en Talavera de la Reina. Una solución que facilita el acceso a las ventas por internet a muchos comerciantes de la zona, activando su economía.
Otro aspecto importante cuando se inicia un proyecto de digitalización es cómo va a ser la logística, el envío de la mercancía. Cuando se pasa de vender en un local a tener que enviar los productos, este aspecto puede ser un quebradero de cabeza para muchas empresas, además de suponer un importante coste que hay que tener en cuenta.
Por ello, es conveniente tener claro cuáles son estos costes y negociar con diversos proveedores logísticos, buscando tarifas competitivas de reparto.
Además, hay que considerar el impacto (en trabajo y en dinero) de la logística inversa, es decir, de las posibles devoluciones, ya que en las compras por internet el consumidor en España tiene el derecho de desistimiento, por el cual puede dejar sin efecto la compra en los 14 días naturales siguientes.
Fuente: https://blog.selfbank.es/la-reconversion-tecnologica/