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El poder de tomar conciencia en los líderes, desmontando la positividad tóxica en el trabajo.

Por Ricard LLoria

El poder de tomar conciencia en los líderes, desmontando la positividad tóxica en el trabajo.

La importancia de tomar conciencia como líder empresarial es clave para crear una cultura próspera en el lugar de trabajo, también porque podemos ir desmontando la positividad tóxica en el trabajo. Cuando los líderes somos conscientes, podemos reconocer mejor el valor de las diferentes perspectivas y podemos fomentar un entorno de colaboración y empatía. Con una mayor conciencia de nosotros mismos, los líderes también podemos reflexionar sobre nuestras propias fortalezas y debilidades, lo que nos permite apoyarnos en otros para el resto de lo que necesitamos.

Nos demos cuenta o no, la conciencia es algo que todos practicamos a diario. Desde el momento en que nos levantamos por la mañana hasta que nos acostamos por la noche, nuestras mentes reciben constantemente información sobre nuestro entorno y la procesan de alguna manera. Cuando nos tomamos el tiempo para ser conscientes, nos abrimos al crecimiento y la transformación de una manera que simplemente deja de sernos posible cuando vamos por la vida en piloto automático. Entonces, ¿cómo podemos ser más conscientes en nuestra vida cotidiana?

“A veces estamos demasiado dispuestos a creer que el presente es el único estado posible de las cosas” – Marcel Proust

La conciencia se puede definir como el estado o la capacidad de tener conocimiento de algo. En otras palabras, es la comprensión consciente de lo que sucede a nuestro alrededor en un momento dado. A lo largo de nuestras vidas, la conciencia puede servirnos como base para todo lo que hacemos. Nos ayuda a tomar mejores decisiones, evitar peligros y resolver problemas de forma más eficaz.

El liderazgo es diferente de la gestión, pero no por las razones que la mayoría de la gente piensa. El liderazgo no es místico y misterioso. No tiene nada que ver con tener “carisma” u otros rasgos de personalidad exóticos. No es el territorio de unos pocos elegidos. El liderazgo tampoco es necesariamente mejor que la gestión o un reemplazo para ella. Más bien, el liderazgo y la gestión son dos sistemas de acción distintivos y complementarios. Cada uno tiene su propia función y actividades características. Ambos son necesarios para el éxito en el entorno organizacional y empresarial actual.

La gestión se trata de hacer frente a la complejidad. Sus prácticas y procedimientos son en gran medida una respuesta al surgimiento de organizaciones grandes y complejas en el siglo XX. El liderazgo, por el contrario, se trata de hacer frente al cambio. Parte de la razón por la que se ha vuelto tan importante en los últimos años es que el mundo de los negocios se ha vuelto más competitivo y volátil. Más cambio siempre exige más liderazgo, las corporaciones de hoy están sobre dirigidas y sub dirigidas. Necesitamos desarrollar nuestra capacidad para ejercer el liderazgo. Las organizaciones exitosas no esperan a que lleguen los líderes. Buscan activamente personas con potencial de liderazgo y las exponen a experiencias profesionales diseñadas para desarrollar ese potencial. De hecho, con una cuidadosa selección, formación y estímulo, docenas de personas pueden desempeñar importantes funciones de liderazgo en una organización empresarial. Pero mientras mejoran las capacidades de liderazgo, las empresas deben recordar que un liderazgo fuerte con una gestión débil no es mejor y, a veces, es peor que lo contrario. El verdadero desafío es poder combinar un liderazgo fuerte y una gestión sólida y usar cada uno para equilibrar al otro.

La visión del futuro, del futuro del trabajo, de las organizaciones no siempre se trata de autos voladores, teletransportación o Ciudades Inteligentes (Smart cites). Se trata de las personas que hacen que todo sea posible, algo de lo que hemos sido testigos en los últimos años.

Estamos a principios de año. El año pasado pasó volando y en 12 meses hemos sido testigos de la innovación, el cambio y la famosa ‘nueva normalidad’.

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2022 fue un año marcado por la vuelta a una rutina que ha evolucionado con la pandemia. Sí, una vez más, hablo de ese pequeño elefante blanco en medio de la sala que obligó a las comunidades, a los países y al mundo entero a detenerse y tomarse un segundo para reflexionar y, una vez confiados, avanzar.

La clave son las personas.

En el centro de todo esto, mientras el teletrabajo se convertía en la norma y las telecomunicaciones en los protagonistas, el factor humano brilló bajo las luces del estadio en una jugada magistral donde la victoria fue colaborativa. Las empresas empezaron a apreciar una forma de trabajar diferente y abierta que implicaba hacer cambios profundos arraigados en la cultura.

Esos cambios fueron tanto externos como internos. Trabajar desde casa, una novedad para muchas empresas a principios de 2020, se ha convertido en el estándar, de una manera que muchas empresas mayoritariamente grandes, de más de 200 empleados, que han decidido adoptar como metodología de trabajo para el futuro, pero ¿qué nos ocurre en las PYMES?, este cambio ha vuelto de nuevo a tener que trabajar de nuevo en el puesto de trabajo físico.

Pero, así como nos permitió apropiarnos de nuestro tiempo y encontrar formas de ser más productivos, también nos privó de compartir espacios comunes, estar conectados y mantener el contacto.

Fue entonces cuando se probó el modelo de cultura abierta, en el que la comunicación fluida era clave y la confianza en el equipo tenía que ser igual.

Las empresas obligadas a adoptar esta forma de trabajar también tuvieron que adaptar su infraestructura tecnológica y buscar formas de crear cercanía a pesar de estar lejos.

Por este motivo, ser consciente de nuestro entorno significa prestar atención no solo al mundo físico, sino también a las personas en nuestras vidas y la energía que traen consigo. Cuando estamos en sintonía con nuestro entorno, podemos protegernos de las influencias negativas y, en cambio, encontrar oportunidades de crecimiento y expansión. Si bien hay algunas influencias negativas inevitables y es posible que tengamos que prepararnos mentalmente para enfrentarlas, la conciencia de quién o qué tipo de trabajo nos deja sintiéndonos agotados puede ayudarnos a acumular este tipo de trabajo o consolidar el tiempo con esa persona para lidiar con todo a la vez. También descubrimos que el trabajo que nos deja agotados a menudo es un trabajo que otros encuentran energizante, por lo que involucrarlos, o incluso delegarlos por completo, si podemos, nos permite minimizar el desgaste de nosotros mismos.

Cuando somos conscientes de nosotros mismos, podemos mirarnos honestamente a nosotros mismos, tanto a nuestras fortalezas como a nuestras debilidades, y hacer los cambios correspondientes. Este nivel de introspección es esencial para el crecimiento personal; sin ella, podemos repetir continuamente los mismos patrones sin hacer ningún progreso real. Al comprender sus fortalezas, puede capitalizarlas y usarlas para su beneficio. Por ejemplo, si una persona es buena en ventas, puede concentrarse en esa habilidad para diseñar estrategias de más formas para que él y su equipo cierren tratos de manera efectiva.

Del mismo modo, al comprender nuestras debilidades, podemos saber en qué se debe trabajar y encontrar formas efectivas de mejorarlas. Por ejemplo, si no somos buenos para hablar en público, podemos considerar tomar clases o practicar con confidentes de confianza para que podamos mejorar en esto. Evaluar honestamente las áreas en las que lucha es el primer paso para superar esa lucha. Y al aumentar nuestra autoconciencia, puede desbloquear nuestra capacidad de ver a los demás con mayor claridad y tener una mayor empatía y comprensión.

Como líder dentro de la organización y líder en la empresa, es esencial mantenerse al tanto del mercado y el entorno en constante cambio. Para aumentar la conciencia, los líderes empresariales pueden practicar actividades como el aprendizaje continuo, mantenerse informados sobre los eventos actuales, establecer contactos de forma rutinaria con otros profesionales en su campo y buscar activamente nueva información o fuentes de conocimiento. Personalmente, hago esto leyendo artículos en para la curación de contenidos, libros, tanto de negocios actuales como centrados en grandes históricos como Platón, Lao-Tzu, Nelson Mandela etc. Leer para mejorar nuestra mente y conjunto de habilidades puede proporcionar material para conectar los puntos, mostrándonos más formas en que otros han aumentado su propia conciencia.

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Todos nos hemos cruzado en el camino con un compañero de trabajo que es implacablemente optimista. Nosotros o alguien nos dijera algo como: «Deberíamos estar agradecidos de tener trabajo» o «Todo sucede por una razón», como para eliminar la tensión. Pero nunca se termina de desvanecer del todo. Y ciertamente no nos hace sentirnos mejor.

La positividad tóxica es la idea de que las personas deben tener una mentalidad positiva sin importar por lo que estén pasando. Es un optimismo llevado a tal extremo que descarta e incluso rechaza cualquier sentimiento negativo.

Le puede pasar a todo el mundo: la gente se lo hace a los demás e incluso a sí misma. En una encuesta de Science of People survey, el 67,8% de los encuestados dijeron que habían experimentado una positividad tóxica de alguien en la última semana. Más del 75% de los encuestados también admitieron que “ignoran sus propias emociones a favor de ser felices”.

¿Observa estándares tan imposibles en la empresa? Algunos signos y ejemplos de cómo las personas pueden estar usando la positividad tóxica para superar los problemas en el trabajo.

Los empleados dudan en presentar quejas porque temen que su responsable, jefe, gerente descarte sus problemas como «no es un gran problema». Cuando esto sucede, los empleados están exhaustos y quemados porque cualquier preocupación, problema, “marrón” se oculta debajo de la alfombra.

Los compañeros de trabajo se animan unos a otros a mantener la cabeza baja y trabajar duro, incluso cuando algunos tienen dificultades. Los responsables, jefes, directores, gerentes insisten en que hacer malabarismos con cargas de trabajo poco realistas y apegarse a plazos imposibles es una cuestión de trabajar lo suficientemente duro y creer que podemos lograr cualquier cosa que nos propongamos. Como si de magia se tratara.Anuncioshttps://c0.pubmine.com/sf/0.0.7/html/safeframe.htmlINFORMA SOBRE ESTE ANUNCIO

Se fomenta la alegría y se desaprueba el reconocimiento de los sentimientos negativos. Por lo tanto, los empleados rara vez hablan en las reuniones, ya que nadie se siente cómodo diciendo algo que pueda percibirse como negativo.

¿Cómo podemos evitar y lidiar con la positividad tóxica en el trabajo?

Una vez que hayamos reconocido la positividad tóxica dentro de nosotros y de los demás, hay algunos pasos que podríamos seguir:

1. Hablemos y seamos abiertos sobre nuestras luchas.

Es tentador cerrarnos y seguir la corriente para evitar una conversación incómoda, pero así es como la positividad tóxica puede colarse. Si no nos sentimos escuchados en el trabajo, no lo ignore. En su lugar, acostumbrémonos a hablar con nosotros mismo y expresar nuestros sentimientos.

Frases que podemos escuchar “No lo dejemos pasar y esperemos que el problema se solucione solo”, “Seamos proactivos y reinicia la conversación; podemos usar afirmaciones asertivas como, ‘Necesitamos reconocer el problema’ o ‘Estoy resolviéndolo en este momento y necesito vuestra ayuda’».

2. Lo expresamos cuando veamos que otros lo hacen y nos lo dicen.

Es difícil abordar la positividad tóxica si las personas ni siquiera saben que están haciendo algo dañino. Podemos recomendar “hacer que las personas sean conscientes de que, sin saberlo, pueden estar creando entornos de trabajo inseguros”. Podemos hacerlo explicando con calma por qué nuestros comentarios no son útiles. Podríamos decir algo como: “Agradezco que me animes a mantener una actitud positiva, pero me ayudaría más si pudiéramos tomarnos un minuto para abordar el problema”.

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3. Practicamos la empatía.

Sentirnos vistos y escuchados nos puede marcar una gran diferencia, así que tratamos de entender lo que otros nos dicen y empatizar con la situación en lugar de saltar directamente a darles consejos u opiniones.

“Reconozca nuestros sentimientos y pidamos más comprensión”, podríamos decir algo como: “Esto debe sentir [nombre o descripción de cualquier emoción por la que estemos pasando]. Cuéntame sobre esto…’»

A veces es tentador cerrar una conversación incómoda si no compartimos la misma perspectiva. Dejamos de tener que estar de acuerdo o sentir lo mismo para reconocer lo que sienten. En su lugar, podemos intentar algo como “Veo que te sientes molesto en este momento” o “Entiendo por qué te sientes así”.

4. Creamos un espacio seguro para preguntas e inquietudes.

Como responsables, jefes, directivos, gerente o líder, podemos ir un paso más allá y crear un espacio seguro para que los miembros del equipo, las personas hagan preguntas y compartan sus pensamientos e ideas sin preocuparse por ser despedidos.

Una normalidad híbrida en los espacios de trabajo.

Hoy entramos en una nueva normalidad que se ha vuelto híbrida. Enfrentamos obstáculos y construimos experiencias fusionando elementos presenciales, virtuales y bajo demanda. Para continuar en el juego, podríamos priorizar la flexibilidad, que es el factor principal de nuestra cultura.

A lo largo de los años, hemos construido equipos y logrados objetivos, independientemente de dónde estuviéramos físicamente. Fue gracias a la flexibilidad y la voluntad que logramos superar la incertidumbre de la pandemia.

Y como todo, requirió un gran trabajo de líderes y equipos para llegar a donde estamos ahora. Y así lo seguiremos haciendo en el futuro: Siempre aprendiendo de los errores y priorizando a nuestras comunidades para navegar por el rumbo correcto, pero manteniéndonos fieles a nuestra cultura, siendo flexibles y escuchando lo que la gente tiene que decir.

La llegada de la nube híbrida, por ejemplo, pilló desprevenidas a algunas empresas mientras que otras supieron adaptarse. El futuro del trabajo parece funcionar de manera similar. Pero, tarde o temprano, todas las empresas tendrán que adoptarlo. Solo así el futuro se convertirá en presente, y soñaremos con lo que luego será una innovación.

El futuro del trabajo también es crear nuevas oportunidades de manera democrática y abierta. La búsqueda del conocimiento es la meta, tratando de saciar la fuente infinita de la curiosidad. Pero prepararnos para el futuro puede significar muchas cosas en esta nueva normalidad.

Para algunos, será la educación tradicional, siguiendo un plan establecido con la flexibilidad suficiente para adaptarse a los cambios.

Para otros, será una forma poco ortodoxa de capacitación, aprovechando las oportunidades que brindan algunas empresas y aprendiendo en el trabajo.

Por todos estos motivos, la conciencia es una herramienta poderosa que puede ayudarnos a transformar nuestras vidas de manera profunda. Al tomarnos el tiempo para ser consciente de nosotros mismos, de nuestro entorno y de las prácticas que realizamos a diario, nos podremos abrir a un crecimiento y cambio positivos en la empresa y en nuestra vida. Así que ¿para qué esperar?

Fuente: https://ricardlloria.wordpress.com/2023/03/20/el-poder-de-tomar-conciencia-en-los-lideres-desmontando-la-positividad-toxica-en-el-trabajo/

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