por Sandra Teruel
La persona responsable de controlar las finanzas de una empresa o el administrador puede usar distintas técnicas para desempeñar su trabajo. A continuación vamos a ver cuáles son estas técnicas: presupuestos, análisis y auditorías.
En el ámbito del control financiero, cuando hablamos de presupuestos nos referimos a la planificación de resultados para un tiempo determinado. Generalmente, en los presupuestos se incluyen las partidas de ingresos y gastos estimados.
Para que el cálculo presupuestario sea de utilidad para el control financiero debe hacerse con planes detallados, objetivos, exhaustivos, bien coordinados y fiables.
Los análisis sirven para revisar y evaluar programas financieros. Gracias a ellos se detectan conexiones e interrelaciones entre las diferentes áreas y departamentos de las empresas y permiten anticipar cómo unas decisiones económicas determinadas impactarán al resto.
Esta información nos permite adelantarnos a los acontecimientos y prever si merece la pena llevar a cabo una operación (como una campaña de publicidad o marketing), si es necesario reforzar algún departamento o implementar otros ajustes.
El análisis financiero debe aportar información relevante sobre tres áreas principales:
Aunque el término auditoría suele relacionarse con la detección de fraudes o de incumplimentos de la ley o normativa vigente, lo cierto es que la auditoría puede ser también una técnica de control de gran utilidad par elaborar una base crítica que sirva de refuerzo para tomar importantes decisiones estratégicas u operacionales de la organización.
Por lo general, las auditorías realizadas por entidades externas sí que se hacen con el objeto de comprobar que la fiscalidad o actividades de una empresa se ajustan a la ley. Mientras que las auditorías ejecutadas por la propia empresa están enfocadas a comprobar el estado de los activos o los posibles problemas de financiación con el fin de llevar a cabo, si procede, las medidas correctivas oportunas con tiempo suficiente.
Cuando se trata de fusiones y adquisiciones de empresas, la parte compradora debe entender con todo detalle el estado de la firma que se prevé adquirir. En estos casos, la función de la auditoría pasa por el “due diligence“, es decir, valorar cuáles son los activos y las deudas de la empresa objetivo.
A través del due diligence es posible conocer a la empresa en marcha, saber cuáles son sus activos y pasivos, aspectos legales como estatutos y contratos, sus marcas registradas y otros muchos aspectos legales. También es necesario evaluar sus activos intangibles, tales como su capital humano, su inversión en conocimiento o su cultura empresarial.
Finalmente, las auditorías revisan los flujos de efectivo. Es un informe sobre el uso de los activos monetarios de efectivo y otros activos líquidos. Para ello se clasifican los movimientos en función de las actividades y se indica la variación de esta magnitud en el ejercicio auditado.
Fuente https://www.captio.net/blog/las-tecnicas-de-control-financiero