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Cómo inflar una rana

Por José Mario Rizo Rivas

¿Qué tienen en común las ranas de Esopo y los nepotistas? Ambos aparentan ser lo que no son.

Esopo fue uno de los grandes fabulistas de la historia, y un genio que, además de sabio, era breve. Una de sus fábulas más cortas también es una de mis favoritas, y se trata de una rana que quiso ser tan grande como un toro, y que va más o menos así: Un buen día, una rana se encontró con un toro y quedó impresionada por su tamaño y fortaleza. Llena de admiración (y también de algo de envidia), la rana decidió inflar su cuerpo lo más posible para igualar el tamaño del cornudo animal. Lo intentó una vez, y otra, y otra, hasta que se infló tanto que reventó.

Todos conocemos a alguna persona que nos recuerda a la rana de esta historia. Durante los años que he dedicado a ayudar a empresas familiares, he podido observar que hay diferentes tipos de ranas, entre ellas, las que ocupan puestos que les quedan grandes. Por más que se inflen para aparentar que están calificadas, al final terminarán reventando. Ranas infladas hay en muchos lados, pero es fácil encontrarlas en organizaciones que sufren de un alto grado de nepotismo. Sucede en el gobierno, lo sabemos, pero también en las empresas familiares: parientes, amigos o allegados de la familia empresaria ocupan puestos para los que no están listos; todos ellos son pequeñas bombas de tiempo esperando reventar.Entérate antes que nadie de las noticias en tu correoEl boletín informativo con el que Noroeste te da a conocer los hechos que han marcado cada día y que vale la pena repasarSuscribirme¿Hay nepotismo en
mi empresa familiar?

Si tú eres el líder de una empresa familiar, seguramente te has hecho esta pregunta, la cual es difícil de responder y a veces requiere del ojo clínico de un tercero que no tenga conflictos de interés. El nepotismo es uno de los asesinos enmascarados de la empresa familiar, pues corroe la confianza y el sentido de pertenencia entre colaboradores y terceros interesados. El peligro radica en que este fenómeno es gradual: muchas veces comienza porque al dueño o fundador le cuesta decir “no” a las peticiones o reclamos de sus consanguíneos, que con el tiempo se vuelven cada vez más problemáticas.

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Ahora, la otra cara de la moneda del nepotismo en la empresa familiar es esta: obligar a un miembro de la familia empresaria a ocupar un puesto para el que no tiene vocación, no le gusta, y para el que no reúne las cualidades necesarias. En este caso, la persona tratará de dar el ancho lo más que pueda, pero lo más probable es que también truene. Dicho esto, a continuación presento una serie de preguntas que nos ayudarán a entender si estamos creando ranas a punto de estallar:¿Tus familiares o amigos
se someten a perfiles
de puesto?

Si tienes un hijo o algún sobrino con interés de participar activamente en tu negocio, tiene que pasar por un proceso formal de reclutamiento, lo que incluye que debe competir con otros candidatos para el puesto: ya sea gente que ya trabaja dentro de la empresa y que aspira al mismo opuesto, o un candidato de fuera. El hecho de que un familiar sea “de confianza” es una cosa, que tenga la capacidad para liderar un departamento de manera competente, es otra.

¿Un mismo familiar tiene injerencia en diferentes áreas?

Uno de los problemas de tener familiares poco experimentados en el negocio familiar es que, al sentirse “dueños” del negocio, buscan opinar e intervenir en áreas que no les corresponden. Alguien de Ventas de pronto quiere opinar de Recursos Humanos y viceversa. Este conflicto aparece también cuando no hay perfiles de puesto bien establecidos que señalen, seas tú accionista o no, dónde puedes intervenir, en qué momentos, bajo qué autoridad. Si no se corrige esto, de pronto tendremos a dos hermanos, o primos, etcétera, en una encarnizada rivalidad, pues no está clara la jerarquía en la que operan. Ambos quieren resolver el mismo problema a su manera, y entonces las personas empiezan a tomar bandos. Como decía, una bomba de tiempo esperando estallar.¿Muchos permisos,
pocos resultados?

Faltar a la oficina los viernes, tomarse un mes de vacaciones, presentarse a media mañana a trabajar. Estos son beneficios típicos de los que suelen disfrutar los miembros de una familia empresaria. Esto no quiere decir que estos individuos sean poco productivos, pero ¿qué pasa si comparamos el nivel de beneficios contra el nivel de resultados? ¿Realmente la empresa puede darse el lujo de que sus líderes no estén al pie del cañón? Actitudes de este estilo sumarán rencores entre los empleados no sanguíneos y sanguíneos, fomentando la desconfianza y el recelo. La mejor manera de combatir esto es fomentar la rendición de cuentas a través de indicadores concretos, medibles y objetivos. Y hacer que cada miembro de la familia empresaria los respete y atienda con el mismo ahínco que como si fueran las tablas de Moisés.

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¿En tu empresa hay crecimiento o hay palancas? En México existe una férrea creencia de que para crecer en una organización lo mejor es tener una “palanca” que te ayude a despegar. El nepotismo y su “primo hermano”, el amiguismo, parten de la misma filosofía: para acceder a un mejor puesto no hay que superarse como profesionista, basta con hacer amigos en los lugares indicados. La capacitación y el entrenamiento resultan fundamentales aquí. Incluso si se ha decidido que el primo o la prima deben estar a la cabeza de cierta área por factores ajenos a su desempeño, hay que capacitarlos, entrenarlos, darles herramientas. De lo contrario, no podrán con la presión de las nuevas responsabilidades o terminarán delegando el trabajo al segundo de a bordo, que no dudará en, eventualmente, abandonar el barco.¿Qué dice el protocolo familiar?

Una empresa familiar bien organizada se distingue, entre otras cosas, por contar con un protocolo familiar, un documento donde se establecen todas las reglas que la familia empresaria debe observar para trabajar en armonía. En el protocolo se abordan diversos temas, y uno de los principales tiene que ver con las condiciones para emplear familiares, amigos y familiares políticos. Ahí se deben especificar las características que debe reunir un familiar para aspirar a un puesto directivo (que haya trabajado al menos 3 años en otra empresa es ideal) y, si no las cumple, a qué puede aspirar en relación con la empresa. Por ejemplo, puede que un hijo que no quiera o no pueda trabajar dentro de la empresa tome un rol exclusivamente de accionista (y para el que, no sobra decir, también hay que educar y capacitar).

Como siempre, aunque las cosas pinten un poco pesimistas al inicio, siempre es mejor darnos cuenta de un punto ciego que enterarnos demasiado tarde de las malas prácticas en nuestras organizaciones. Todos hemos sido toros alguna vez, y también todos hemos sido ranas, la clave está en cada uno ocupar el lugar en el que podemos aportar más valor, y hacer crecer la empresa en lugar de dividirla.

Fuente: https://www.noroeste.com.mx/colaboraciones/como-inflar-una-rana-CJ2029242

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