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Por Diana Moreno 

Entrevista a Luis Miguel Beristain: 35 años transformando vidas de emprendedores en el Tecnológico de Monterrey 

Desde la consolidación del Instituto de Familias Empresarias del Tecnológico de Monterrey (IFEM), Luis Miguel Beristain ha sido uno de actores clave que han impulsado el objetivo del IFEM de ayudar a las familias a alcanzar su propósito de trascendencia que perdure múltiples generaciones. Después de más de 30 años transformando vidas de cientos de emprendedores en el Tecnológico de Monterrey, hoy se retira de esta institución. En esta ocasión buscamos honrarlo compartiendo con los lectores de la revista LEGADO una mirada a su amplia experiencia.

El doctor Beristain ha sido cofundador de más de veinte empresas a lo largo de su trayectoria, apoyado a más de seiscientos emprendedores a concretar su visión de negocio y ha sido inversionista ángel en una veintena de proyectos. Del 2017 al 2022 fue director del Instituto de Emprendimiento Eugenio Garza Lagüera de la Región Sur del Tecnológico de Monterrey.

DIANA MORENO: ¿Cómo define el emprendimiento en familia? 

LUIS MIGUEL BERISTAIN: El emprendimiento, en términos generales, es la disposición de los seres humanos para tener proyectos en la vida y llevarlos a cabo. No todos los proyectos son de naturaleza económica o comercial, como muchas veces suponemos, también hay emprendimientos de naturaleza social. Desarrollar la capacidad de tener iniciativa es algo que se va formando en el seno familiar; sus miembros constantemente están contando historias familiares, anécdotas, o dando el ejemplo diario; muchas veces las comidas o cenas terminan siendo ese espacio donde creamos una narrativa de cómo la familia sale adelante y se va desarrollando.

El capital semilla más paciente es el familiar, invertimos en los hijos esperando un retorno de por vida. Dicho retorno se traduce en la satisfacción de haber ayudado a que ellos sean autosuficientes y continúen así impulsando en las siguientes generaciones la cultura de emprendimiento en la familia.

DM: ¿Qué recomendaría a las familias que “ya van tarde”, respecto a la integración de la siguiente generación a la empresa familiar?

LMB: A mí me parece que hay una posibilidad siempre de emprendimiento en cualquier momento de la vida. Para hacerlo en familia, primero hay que respetar la vocación de todos los integrantes porque no todos compartimos la vocación por la profesión de nuestros padres, y aunque nos acercamos a ella desde niños, e incluso, puede que tengamos las habilidades para llevarlo a cabo, no es nuestra vocación.

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Pero he visto que cuando los padres o abuelos piden ayuda, hay mucha capacidad de respuesta por parte de las siguientes generaciones, vas viendo cómo se van acercando y encontrando los puntos de coincidencia. Al menos que, como ocurre en algunas familias, tengan que resolver otro tipo de problemas antes de pretender involucrarse en proyectos de emprendimiento.

En familias complejas, de cuatro o cinco generaciones, más de 200 miembros familiares, ramas familiares muy bien establecidas, se requieren soluciones mucho más sofisticadas. Un buen ejemplo es tener un family office y que a la vez tengan un programa de emprendimiento para impulsar los nuevos emprendimientos, propiciar un entrenamiento formal de emprendimiento para las nuevas generaciones, etc. Pero también puede ocurrir, y es totalmente válido, que haya miembros de familia sin aspiraciones de emprendimiento. Debemos tener flexibilidad para orientar de cara a las necesidades de cada uno; recordemos que lo importante es la realización de cada ser humano para que el capital semilla rinda los frutos esperados.

DM: ¿Cómo pueden las familias empresarias, sobre todo aquellas de larga trayectoria, no perder esa chispa de crear e innovar?

LMB: Se debe entender desde un inicio que la innovación puede tomar muchísimas formas, y las más exitosas siempre son sencillas, fácilmente comprensibles, ya con cierto nivel de madurez. Hay técnicas que hoy nos ayudan a disparar esa chispa emprendedora, y algunas muy simples. “SCAMPER” me parece una solución inteligente para disparar el pensamiento creativo de las personas que se ven obligadas a pensar bajo ciertos elementos. También está disponible la estrategia de “Océano azul”, en ésta, sus autores recomiendan el desarrollo de la “matriz ERAC” para lograr resultados diferenciados. Ejercicios de esta naturaleza nos ayudan a disparar la creatividad y la innovación para la resolución de problemas. Ideas tenemos todos, la primera recomendación es anotarla porque no hay que confiar mucho en la memoria. Lo segundo es que con esas ideas que te interesen a ti, haz un experimento, ponlo a prueba, y decide.

DM: ¿Algún mensaje para las familias empresarias lectoras de nuestra publicación?

LMB: Soy de la idea que en México necesitamos más y mejores empresas familiares para salir de todos los problemas que se han presentado. Es decir, un verdadero tema de progreso, yo sí creo como Maslow, que primero tengo que resolver mis necesidades básicas. Como país necesitamos crear un buen volumen de empleos y bien pagados.

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¿Cómo explicas la riqueza de Corea del Sur y China? Mucho tiene que ver con las familias. En China, las empresas estuvieron prohibidas literalmente hasta la década de los 80s. En el caso de México, donde casi el 90% de las micro y pequeñas empresas se identifican como familiares, son lo que llamamos “emprendimiento por necesidad”; pero no debemos confundirlo con una visión de largo plazo. Pocos nacen y desarrollan la capacidad de imaginar un mejor porvenir, diciendo: “voy creciendo junto con la familia, con la sociedad, con el país”. Imagínate si tuviéramos mil empresas como FEMSA, como Bimbo, CEMEX, Coppel, nuestro país sería otro. Porque las familias empresarias sí piensan a largo plazo y en cómo reinventar un negocio que trascienda múltiples generaciones.

SOBRE LA AUTORA

Diana Moreno es Gerente de Marca del Instituto de Familias Empresarias para México y LATAM del Tecnológico de Monterrey.

Fuente: Revista Legado, Agosto 2022

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