X. Grau

La primera generación funda la empresa familiar, la segunda le da el impulso, y en pocas ocasiones la compañía pervive con la tercera generación. La clave para que la empresa subsista está en la propia familia, es el paracaídas que permite diseñar la ruta, mantener la estabilidad y asegurar el equilibrio que permita llegar a buen puerto.

Este es el principal mensaje que Martí Gironell, Josep Lagares y Josep Tàpies quieren transmitir con Plan de Vuelo. Un novelista, un empresario y un profesor del IESE realizan un paralelismo entre una especialidad deportiva de riesgo, la caída libre, con el gobierno de la empresa familiar.

En 170 páginas los autores huyen del manual de management para explicar de una forma amena, novelada, este paralelismo. La experiencia del protagonista, Matt, responsable de una empresa familiar, con problemas y disensiones entre sus miembros, que participa en la consecución de un récord del mundo: la formación de una figura en el aire, cayendo a 200 kilómetros por hora, por parte de una formación de 300 paracaidistas.

Las lecciones son claras. Cada uno tiene su cometido, y debe cumplirlo perfectamente, con responsabilidad, por el bien del conjunto. Desde los encargados de plegar los paracaídas después de cada salto —en sus manos está la vida de cada uno de los miembros de la empresa— hasta los pilotos, que les suben a la altura indicada, el personal de tierra, capaz de abortar un salto que podría resultar mortal ante un repentino cambio de viento, o los cámaras, que permiten analizar cada salto con sus imágenes, analizar errores y aprender de ellos.

En el aire, también cada paracaidista tiene su cometido. Debe haber coordinación en el vuelo de los aviones, a la hora de saltar, concentración, el núcleo fuerte —como los fundadores de la empresa— alrededor del cual se forma toda la figura, con elementos claves que deben dar seguridad para que el vaivén no acabe con el objetivo, pero también con la flexibilidad suficiente para que la rigidez no acabe con el intento. Como en la empresa, si cada uno está en su sitio, si cumple su cometido, el éxito está prácticamente asegurado. Pero hay que creer firmemente que puede conseguirse. No hay que ver primero para creer, sino creer para ver convertido en realidad el objetivo que uno se ha propuesto. Y por supuesto, trabajar todos en la misma dirección.

La primera frase del libro lo dice todo. “La familia es un paracaídas porque cuando alguien te lanza al vacío o tú decides saltar hacia lo desconocido, la familia amortigua el golpe”. A partir de esta realidad primera, se va tejiendo toda la trama, que no deja el paralelismo. El paracaídas, como la familia, tiene una campana de lona que te envuelve y te protege y, por otra, un entramado de cuerdas y nudos, unos lazos que deben estar bien trabados y anudados para que el artilugio se despliegue y desafíe el aire. “Si los vínculos y lazos afectivos son fuertes, robustos y sinceros, la familia y el paracaídas no sólo se sostienen, sino que permiten avanzar”. Pero si los nudos no son fuertes o el paracaídas está mal plegado, el riesgo está en estrellarse. Pero en el salto, cuando se crea una figura de varios paracas, es necesario que alguien observe desde fuera —consejeros externos— para apreciar errores o introducir mejoras; y también hay que saber soltarse a tiempo y de forma ordenada para no poner en peligro a toda la formación. Hay que saber retirarse.

El objetivo de la empresa es crear la máxima riqueza posible, el de la familia es amar y ser tan feliz como se pueda, indican los autores. Pero recuerdan que hay que cuidar a la familia, porque si los lazos se debilitan, si no hay cohesión, aparecen los malentendidos y las complicaciones. “Y de ahí a estrellarse sólo hay un paso. Igual que con un paracaídas”.

La clave es la confianza en uno mismo y en los demás

La clave para saltar en un tándem a 4.000 metros de altura es confiar. Confiar en el piloto, confiar en el paracaídas, confiar en quién lo ha plegado, y confiar en el paraca experimentado que te llevará. Y sobretodo, confiar en uno mismo. Esto es lo que intentaba explicar uno de los autores del libro, Josep Lagares, durante la presentación oficial de Plan de Vuelo. La sensación de que uno puede hacerlo —tanto saltar como dirigir una empresa— si tiene confianza en sí mismo y en sus colaboradores.

Plan de vuelo nace como un libro que, basado en hechos reales, pretende ofrecer a las empresas familiares algunas claves para establecer su plan de vuelo, mantener el rumbo y asegurar el aterrizaje para no caer en picado. Uno de los coautores, Josep Lagares, director general de la empresa familiar Metalquimia, explica que la idea de escribir el libro surgió a raíz de unas conferencias pronunciadas con otro de los coautores, Josep Tàpies, profesor del Departamento de Dirección General y titular de la Cátedra de Empresa Familiar del IESE.

El tercer coautor es Martí Gironell, periodista de TV3 y escritor de éxito, con best sellers como El puente de los judíos. La conjunción de los tres permite al lector adentrarse en un libro ameno escrito como una novela, que explica las experiencias de un directivo de una empresa familiar e incluye las apreciaciones teóricas de un profesor universitario.

El libro, editado en catalán por La Magrana y en castellano por RBA en el sello Integral, va dirigido a empresarios, pero también al público en general, porque sus conclusiones puede aplicarse a las relaciones interpersonales de cualquier tipo, según Martí Gironell

Fuente : http://www.negocios.com/la-familia-es-el-paracaidas-que-puede-mantener-con-vida-a-la-empresa/10509.html

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