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Decidir es algo que hacemos a diario, desde que ropa ponernos hasta por que ruta irnos cada día estamos efectuando distintas decisiones que afectan todos los aspectos de nuestra vida, tanto presentes como futuros.
Por eso, de la calidad de las decisiones que tomamos dependerá lo que obtengamos. Si queremos que nuestras metas se cumplan es necesario que respetemos nuestras decisiones y tomemos las medidas necesarias para perseverar en ellas.
Al mismo tiempo debemos ver cuando nuestras decisiones del pasado no fueron las más acertadas y cambiarlas por decisiones más útiles que nos ayuden a lograr nuestros nuevos objetivos.
Se dice que entre más decisiones tome una persona en su vida, más oportunidades tendrá de ser exitoso, por que sea que sus decisiones sean acertadas o no, lo lleven a fracasos o a éxitos es de este proceso de decidir y actuar que se aprende.
Cuando se empieza a depender de los demás para decidir; perdemos nuestra capacidad de pensar y de seguir nuestros propios deseos, lo que nos lleva a sentirnos menos completos y más desdichados.
Por eso la decisión continua y basada en conocimientos nos ayuda a encontrar lo que queremos, en cierto modo mientras más decisiones tomamos, más nos estamos retando a hacer más y a vivir más, a aprovechar cada segundo de nuestra vida.
Las decisiones y los negocios están intimamente ligados, un negocio donde no se tomen muchas decisiones tenderá a envejecer a perder su actualidad y en últimas a perder ante su competencia. Tomar decisiones lleva a entender el continuo cambio que ocurre en nuestro entorno, ya sea personal o empresarial.
Por eso una actitud positiva hacia al cambio es una actitud que lleva a la acción y al caminar un kilometro más; a realizar el esfuerzo que otros no están dispuestos a llevar a cabo y por lo tanto a diferenciarse en una forma positiva.
Si dejamos que nuestras decisiones se repitan una y otra vez estás se convertiran en hábitos, que si son buenos son una gran herramienta y si son malos se encargaran de llevarnos a donde no queremos.
Por eso nuestras decisiones deben ser refinadas, pensadas y por último que lleven a la acción. Si tomamos decisiones positivas, nuestra vida será positiva, si tomamos decisiones negativas, así también será nuestra vida.
Pero, ¿Qué es una decisión negativa? Es aquella que nos aleja de lo que en verdad queremos, por eso la importancia de pensar nuestras decisiones, ser concientes que con ellas tenemos el poder de hacer daño o hacer bien. Nuestras decisiones influencian todo nuestro entorno, por eso debemos usar este poder sabiamente.
Autor Camilo Buitrago
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