Probablemente, existen mas “prisioneros” en firmas de propiedad familiar en este país, que en las cárceles. Estos “internos” empresarios no están detrás de rejas o muros. Pero están tan aprisionados contra su voluntad como si así lo fuera, en una situación que no es favorable para ellos, ni para la compañía. Vienen en varios formatos: Existen los viejos empleados, de escasos talentos, mal aprovechados, y mal pagos. Estos prisioneros poseen pocas capacidades para ofrecer al mercado de trabajo, y una situación frecuente de endeudamiento que les hace transpirar ante el solo hecho de pensar en irse. Todo esto convierte la idea de despedirlos en algo casi sadista.

Papa mira a la vieja guardia y se pregunta: Que habrá ocurrido? Cómo se llego a esto? Él ayudó a crearlo? Debería haber dedicado mas tiempo al desarrollo de sus directivos.

El sabia (o debía haberlo sabido) cuando nacieron sus hijos, que esta gente estaría allí cuando los chicos crecieran. Por que no se incluyo en sus hijos el respeto hacia la capacidad y la experiencia de los empleados de largo data? Por que no aceptan a su hijo? Por que no se dedicaron a capacitarse, así como a formar a su hijo? Por que no entienden ambos que se les presenta una larga y fructífera carrera? Consideremos a Don José, el jefe de compras. No será que Papa predispuso a su hijo contra José? Por las burlas que frecuentemente hacia contra las costumbres de José, ante sus hijos?

Es que la carrera de un veterano de 20 o 30 años de trabajo, que brindo toda una vida de servicios siempre al final termina desvalorizada por el joven y mal paga por el viejo? No hay una forma mejor? Si José no era competente, por que no se le hizo saber antes?

El fundador desde luego tiene ya bastantes problemas con el mercado, los proveedores, los sindicatos y el gobierno. No tiende a precipitar los problemas. Pero se le van a presentar en el futuro aunque los ignore ahora, cuando dispone de mas energía y tiempo para resolverlos o prevenirlos. Simplemente, se le presentaran mas adelante. La gente tiende a cerrar los ojos y negarlos. No son solo los chicos quienes tienden a aturdirse aspirando pegamento.

Hay mas fantasías y descalificaciones a nivel del mismo dueño, de lo que parece. Cierran sus ojos ante lo que no quieren ver y como no hay nadie mas allí para tornar evidentes estos hechos la situación tiende a perpetuarse.

LOS HIJOS DESUBICADOS

Otros prisioneros son los herederos del fundador que fueron forzados bajo presión para incorporarse a la firma, en forma directa o encubierta por su padre o la familia. Es lo que “se esperaba de ellos”, o se los “necesitaba”.

Tal vez la empresa familiar fue la única opción que tenían por que fue la única que se les permitió ver. Sus propios herederos pueden también convertirse en prisioneros, porque el negocio familiar es una ocupación vitalicia.

Luego vienen los hijos o hijas sin capacitación que llegaron a trabajar para sus padres habiendo descuidado su educación. A quien le interesa estudiar Literatura “ si se va a hacer cargo de la distribución de cerveza de la familia”. Quién quiere un trabajo afuera cuando puede ganar bien por trabajar adentro? Además, “ pensemos en toda la experiencia que puedo conseguir”, “ mi papa me va a enseñar todo”.

Están los otros hermanos del clan, que nunca se llevaron bien con los herederos, y si ven ahora forzados a alimentarse del pesebre común porque fue el camino fácil. No tienen experiencia externa. Les gusto vivir bajo el techo familiar. Nunca tuvieron una oportunidad para probar su valor.

Están los yernos, que vinieron a trabajar para padres de sus esposas, porque parecía ser la única forma inmediata de asegurarse que sus mujeres siguieran viviendo al estilo que se acostumbraba bajo Papito. La cosa no se expreso así luego. Papi probablemente lo enfocó así: “por que no? Seguramente podremos utilizarlo”.

A menudo, estos jóvenes tenían planes completamente diferentes para sus carreras, pero abandonaron el ciclo introductorio universitario, o una cátedra, o un cargo en una gran empresa, para incorporarse a un negocio familiar y un mundo que probablemente no esperaban.

A menudo, deciden trabajar con su suegro (o son invitados a hacerlo) por varias razones valederas. Esta el desafío de trabajar para una compañía en expansión, controlada de cerca y la posibilidad de asumir el cargo máximo algún día. El fundador ve un joven brillante, de buena presencia y potencialmente útil.

Pero apesar de todo esto, el viejo Papi no puede ignorar el hecho de que contratar a un yerno es modo excelente de que su nena sea bien cuidada, de la forma en que solo su Papito puede hacerlo. El pobre yerno comienza con dos golpes contra él. Ante todo, su sueldo es mas una dote que el reconocimiento por su función; un hecho que no podrá ignorar por mucho tiempo.

Además, esta durmiendo con la hijita de su jefe, un dato que el fundador tampoco podrá negar. Los yernos tienden a quedar como vicepresidentes.

LOS PROPIETARIOS EN MINORIA

Existe toda una categoría de prisioneros que recibieron un conjunto de acciones minoritarias con la suposición o el convenio silencioso de que estas acciones tengan algún día un gran valor.

La participación minoritaria en una empresa familiar puede ser una participación o inversión valida- para los que estén realmente involucrados activamente en la conducción del negocio. Su recompensa se expresa en la forma de un sueldo y su porción en crecimiento del patrimonio en un símbolo potente de su contribución.

Pero para los propietarios minoritarios, sin funciones, no hay sueldo. A causa de las leyes impositivas y el hecho de la firma en expansión necesita todo el efectivo antes de impuestos, rara vez les toca dividendos. Como no existe un mercado para vender las acciones minoritarias en un negocio así, el pobre propietario ni siquiera puede venderlas para convertirlas en alguna riqueza utilizable.

Los únicos compradores potenciales son los dueños mayoritarios, que pueden o no ver una razón para comprar, a un precio que puede o no ser “ justo”.

Esta casi garantizado que esta situación estimula a los propietarios minoritarios a buscar su propio interés, en hostigar a la dirección, criticar las decisiones, presionar por dividendos, oponerse a inversiones de la sociedad y general, a producir problemas.

Lo cual crea una categoría completamente diferente de prisioneros: los propietarios-gerentes , que deben enfrentar este cuadro de descontento.

Si los propietarios-gerentes tienen la suerte de poseer la mayoría de las acciones, todo lo que tienen que enfrentar es su sentido de responsabilidad ante los otros accionistas y mucho hostigamiento. Si, como sucede a menudo, la dirección familiar no mantiene el control accionario en la compañía, la empresa empieza a parecerse a una revuelta de la prisión.

LAS ESPOSAS

Hay esposas que son prisioneras, sufriendo noche tras noche de soledad y descuido. Están atrapadas en una celda de lujo rodeadas por las esposas matrimoniales con diamantes de dos quilates, bronceado en invierno y la posición social. Son las prisioneras del éxito. Hay nueras que sufren un tipo especial de descuido; a veces rechazadas a menudo ignoradas.

Son prisioneras de las incesantes exigencias de la empresa, sobre sus maridos, un asunto que estas jóvenes no entienden ni se las ayuda a entender.

La nuera del propietario solo va a apoyar y defender lo que entienda, y si esto no ocurre en cuanto a las exigencias que afronta su esposo, no lo apoyara para capear estas exigencias por mucho tiempo.

Si no comprende hacia donde va el negocio y que significara para su marido y la familia, no podrá compartir esta dedicación. Sigue siendo su esposa porque lo quiere, pero se siente acorralada por la presión de un trabajo que rechaza. Es una prisionera.

Por toda una gama de potentes razones, muchas firmas familiares albergar un grupo de internos descontentos. Son todos prisioneros. Están todos en una posición en la cual podrían estar disfrutando las oportunidades y los desafíos de la libertad, y el control que ofrece una empresa de propiedad familiar. Pero no lo disfrutan. Hacen lo que hacen bajo presión. Están a disgusto y se sienten estafados y maltratados.

Merecen algo mejor!

Autor Leon Danco 

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