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Ausencia de planeación – Las empresas y el fin de año

Fernando Ojeda Llanes (*)

Como una interminable rutina, en todos los años de la vida de una empresa muchas cosas quedan para fin de año, sobre todo tratándose de aspectos contables; en la empresa familiar, ni hablar. En vez de hacer una planeación de sus operaciones para que todas sin faltar sean tomadas en cuenta durante el transcurso del año, las empresas pierden de vista muchas que se van acumulando y, como un asunto espontáneo, tienen que registrarse, contabilizarse u operarse a fin del ejercicio para dejarlas finiquitadas antes del 31 de diciembre.

Ejemplo de estas situaciones es una falta de presupuesto o control presupuestal que impide que en vez de hacer erogaciones de gastos en forma sistemática, sobre todo tratándose de fijas o no controlables que tienen que desembolsarse porque son parte de las actividades del negocio, se van haciendo pequeños pagos y no completos de éstas durante los meses corrientes y se acumulan a fin de ejercicio, resultando que no se cuenta con el flujo de efectivo suficiente para hacerles frente y tiene que acudirse a financiamiento externo.

Entonces comienzan las carreras para solicitar líneas de crédito, establecer relaciones con los ejecutivos bancarios, elaborar estados financieros y explicar a los banqueros por qué hay diferencias entre las declaraciones al SAT y los registros contables.

Otro ejemplo es que los resultados, al no ser planeados con una buena estructura financiera, al cierre del ejercicio las empresas se lleven sorpresas al ver que tienen pérdidas contables y utilidades fiscales; o a la inversa, utilidades contables y pérdidas fiscales.

Cierto que siempre habrá diferencias entre los resultados contables y las utilidades fiscales que sirven para el pago del impuesto, esto precisamente debido a gastos que financieramente se deducen de la utilidad y que para efectos fiscales no son deducibles, haciendo por lo tanto una diferencia entre ambos resultados.

Otro ejemplo es cuando la empresa solamente le está dando seguimiento a la contabilidad fiscal y, por lo tanto, siempre se tendrán utilidades fiscales que son base del impuesto, sin conocer que probablemente o seguramente, se tienen pérdidas contables o financieras y la sorpresa que se presenta cuando al conocer el resultado financiero, éste repercute en el capital contable que en ocasiones puede resultar negativo, poniendo a la empresa en una situación de quiebra técnica.

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A todo lo relacionado con la parte fiscal se le debe dar seguimiento a través de una contabilidad financiera. La empresa debe diseñar los sistemas de tal forma que pueda obtener en todo momento tanto su resultado financiero como el fiscal a efecto de identificar las partidas que marcan la diferencia y analizar si éstas son razonables o se están cometiendo errores tanto en la contabilización como en la clasificación de las partidas que son o no acumulables o deducibles de impuestos. Debe tomarse en cuenta que los gastos que no son deducibles, están siendo restados del resultado financiero.

Otro factor que afecta al cierre del ejercicio es la probable falta de liquidez y lo que más lesiona a la empresa es que esta situación se presente de improviso o de sorpresa debido a que no se tuvo un control de flujo de efectivo durante el transcurso del año. La falta de liquidez al cierre de ejercicio complica a la empresa y le resta productividad en virtud de que puede llegar el caso de no poder cumplir con los compromisos contraídos o con tener problema en el pago de los sueldos y prestaciones de su personal, principalmente el desembolso del aguinaldo que marca la ley o el pago de los impuestos retenidos que traen como consecuencia acumular recargos y actualizaciones que aumentan el monto de su erogación.

Cuando las empresas no tienen una buena planeación financiera o no utilizan el sistema de presupuestos, el pago de los aguinaldos, prestaciones y vacaciones de su personal se convierte en un fuerte sacrificio, en virtud de que en sus registros contables lo llevan a los gastos de operación a fin de ejercicio en vez de registrarlo cada mes afectando en forma menor el resultado del ejercicio, por tanto no observan la tendencia en su desembolso utilizando un flujo de efectivo. El aguinaldo y las vacaciones en vez de ser un desembolso tranquilo para la empresa, que le otorgue buen aliciente al trabajador independiente del económico, se convierte en un compromiso difícil de cumplir por la empresa cuando no se planea su erogación con toda anticipación.

Salvo honrosas excepciones de pocas empresas, no vislumbro en un corto plazo que la cultura empresarial se modifique y se evite de esta forma las angustias de final de año por problemas de contabilización o falta de efectivo. Esto lo percibo porque en todos los años sucede lo mismo y todo se realiza de prisa por el fin de año y muchas veces no se perciben los errores que se cometen.

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Exhorto a los empresarios a que revisen sus pendientes contables, financieros y fiscales. Se darán cuenta de que algunos de éstos pudieron irse resolviendo durante el transcurso del año.— Mérida, Yucatán.

ferojeda@prodigy.net.mx

Contador Público Certificado. Maestro en Finanzas. Consultor de Empresas

Fuente http://yucatan.com.mx/editoriales/opinion/ausencia-de-planeacion

 

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